Más que acabar con la corrupción, prefiero hablar en un sentido más práctico de combatirla más eficazmente. Para ello se deben establecer filtros políticos más potentes y herramientas jurídicas más veloces para que cualquier comportamiento ilícito dentro de una organización política o administración reciba, de un lado, el castigo marcado por las leyes y, de otro, la expulsión fulminante de dicha organización política. Además de ello, aquellas personas que hayan delinquido sustrayendo recursos públicos y tengan una probada responsabilidad en esos hechos, deberían restituir lo sustraído. Un saludo.