Pregunta para Eusko Legebiltzarra
Padezco fibromialgia y recientemente he superado un cáncer de mama. ¿Por qué no se impulsan unidades multidisciplinares? Una enfermedad no excluye la otra, más bien la acentúa
Me llamo Patricia y vivo en el País Vasco. En 2005 nació mi hijo. Yo trabajaba como enfermera auxiliar en geriatría y cogí reducción de jornada. Aun así, con el paso del tiempo empecé a sentirme cada vez más cansada. Mi cuerpo respondía cada vez menos y empezó, entonces, el periplo de los médicos. Me diagnosticaron un seguido de afecciones, pero, finalmente, dieron con la principal: fibromialgia.
Después de pasar por una larga enfermedad tanto de mi padre como de mi mejor amiga, que nos dejaron en 2015, en 2016, debido a la afectación de la fibromialgia, perdí mi trabajo. A pesar de todo, intenté nunca tumbarme en la cama y estar por y para todos.
En julio de 2018, cuando estábamos de vacaciones, mi marido, con 45 años, falleció de muerte súbita, así que con 43 años me quedé viuda. Yo no tenía ninguna incapacidad reconocida, aunque padeciera fibromialgia, pero por suerte mi marido cobraba bien y me quedó una pensión que nos permite vivir.
El año pasado, en octubre, me palpé un bulto en el pecho que me pareció extraño; diferente. Después de someterme a un seguido de pruebas diagnóstico, me informaron de que padecía cáncer de mama. Aun así, el pronóstico era bueno. Lo cogieron a tiempo y me operaron y me sometieron a un seguido de sesiones de radioterapia. Terminé a finales de mayo de este año y en la revisión del pasado noviembre, me confirmaron que sigo limpia.
El cáncer de pecho y los tratamientos asociados han conllevado que la sintomatología de la fibromialgia se acentuara. El cansancio, los dolores, todo. Cuando acudo al médico, tengo la sensación de que se le quita importancia a lo mencionado. Te dicen que es normal sentirse como me siento.
Es duro, porque la fibromialgia es una enfermedad limitante, que no sabes cuándo te va a dejar hacer cosas y cuándo no. El hecho de que el cáncer acentúe los síntomas convierte la afección en, todavía, más limitante. En este sentido, considero que sería de vital importancia que se invirtiera en fomentar y en cuidar unidades multidisciplinares en los hospitales, para poder tratar las dos enfermedades en paralelo según la necesidad del momento.
Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Eusko Legebiltzarra: ¿Por qué no se impulsan unidades multidisciplinares? Una enfermedad no excluye la otra, más bien la acentúa.