El dignificar y limpiar la política es algo que importa más que a nadie a los propios/as políticos. La presencia sistémica y endémica de la corrupción -no solo la delictiva, sino también la que tiene cobertura legal-  es uno de los desafíos de nuestro tiempo. El progreso, la justicia social y la igualdad están mermados más que por cualquier otra cosa por la corrupción política, tanto la delictiva como la legalmente protegida. La "lucha contra la casta" es un objetivo y un quehacer no solo importante y positivo, sino imprescindible. Beneficia y tiene que recibir el apoyo de todos los que nos declaramos de izquierda, progresistas o simplemente demócratas. El hecho de que este slogan haya logrado el apoyo que ha logrado entronca con el hecho que repiten las encuestas de que la corrupción política está llegando a ser una preocupación tan importante como el paro. Y es que paro y corrupción están conexos. Además tiene el mérito de quien ha sabido transmitir el objetivo y la voluntad política de luchar por él.