¿PNV, aliado o enemigo para la independencia?
A mi no me gusta hablar de enemigos en política, quizás porque siempre he propugnado el rechazo al militarismo; prefiero hablar de adversarios con los que se compite y de los que siempre se puede aprender, tanto de sus logros como de sus errores.
Para los que nos movemos en el abertzalismo siempre hemos aspirado a que el PNV sea un aliado, entre otras cosas porque nunca hemos negado que su base social es mayoritariametne abertzale. Pero no es menos cierto que, en la práctica, sus dirigentes con demasiada frecuencia han dado la espalda al objetivo independentista. Podríamos recordar cuando en el año 1991, nos echaron del Gobierno Vasco a Eusko Alkartasuna porque habíamos presentado y votado en algunos ayuntamientos una moción en favor de la independencia; o más recientemente, cuando teníamos pactada -en el acuerdo de coalición que dió origen al Gobierno Ibarretxe- una fecha tope para realizar la consulta en favor de un nuevo marco jurídico-político que incluía el derecho de autodeterminación, la dirección del PNV dió marcha atrás e impuso al lehedakari Ibarretxe la renuncia a celebrar la consulta.
Creo que la única forma de que se sumen en el trabajo para la consecución de este objetivo es que, al igual que en Catalunya, se articule en la sociedad civil un movimiento social amplio y plural en favor del soberanismo, de forma que la ciudadanía les impulse y nos les deje margen para dar marcha atras y volver a la senda autonomista.
El Estado español va camino de ser un Estado fallido, desde el punto de vista económico, social y político, por lo que es urgente que cuanto antes podamos tener en nuestras manos los instrumentos de soberanía necesarios para salvaguardar y reforzar el estado de bienestar al servicio de la ciudadanía vasca. Las cifras de endeudamiento publico, de fraude fiscal, los problemas estructurales y la realidad de la corrupción, llevan al Estado español al precipicio; y si no somos capaces de tomar nuestro propio camino, Euskal Herria se verá también arrastrada a un abismo en el que peligrarán todos los logros sociales que hemos alcanzado. Por esta razón es urgente impulsar el soberanismo y hacer realidad nuestra independencia en el seno de la Europa social que tenemos que construir.
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