Me llamo Rafeta Pallarés, vivo en Valencia y soy psicólogo. Durante mi adolescencia sufrí bullying por parte de mis compañeros. Ahora ayudo a las personas que pueden estar sufriendo una vivencia similar. 

En mi caso, cuando supe que lo que estaba sufriendo era acoso, conseguí enfrentarme a ello. Nunca empleé la violencia, siempre la palabra. Todo esto me llevó a ser quien soy. En segundo de carrera tuve que hacer un trabajo a partir del cual nació mi proyecto. Desde hace cuatro años publico contenido interactivo en Instagram (@rafeta_pallares) abordando temas como el bullying, el bienestar emocional y la psicología deportiva. 

Gracias a mi trabajo he podido darme cuenta de que el bullying es un tema tabú. A la gran mayoría de las personas no les gusta hablar sobre ello, ni siquiera oír hablar de la cuestión.   

Cuando hablamos de bullying o acoso escolar, hablamos de una tendencia social negativa que hay que frenar. El bullying no es solo el acoso físico, sino que también existe el acoso social o psicológico (pegar, hacer el vacío, reírse, burlarse de otra persona, etc.). Este tipo de acciones buscan machacar física o psicológicamente a alguien. Desde mi experiencia como alumno y profesional, creo que es muy importante estar atento para sosegar este comportamiento.  

El bullying no es problema de los docentes. Existen muchos centros educativos que ni siquiera conocen los planes de actuación existentes. Por ello, sería interesante ofrecer la información y la formación necesaria a estos profesionales. 

Lamentablemente, también existen casos en los que el centro educativo, aun siendo conocedor del plan, no procede a implementarlo. Admitir que en el centro existe un caso de bullying es primordial para frenarlo, porque en muchas ocasiones se puede pensar que son “bromas entre compañeros”. Si nadie hace nada, pasaran cosas graves. Yo fui capaz de superarlo, sin embargo, hay casos que acaban con secuelas muy graves, y una de ellas puede ser el suicido.   

Por todo esto, me dirijo a los miembros del Congreso de los Diputados para que sean conocedores de la situación y tomen medidas al respecto. No podemos permitir que los centros educativos desconozcan las medidas existentes para frenar estos casos, y debemos actuar YA, porque ayer fue tarde. 

Busquemos el bienestar emocional y la salud mental de la sociedad… de lo contrario, las consecuencias serán inevitables.