La UE tiene sentido para equipararnos en derechos por arriba, no para obedecer
Nosotros creemos que, a día de hoy, salir de la UE es una opción peor que continuar. Pero hay un elemento fundamental para la reflexión: desde la década de los 80, nuestro papel en la unión ha sido el de consolidarnos como una economía de periferia que ha desmantelado los sectores productivos primario y secundario para centrarse en la atracción de inversiones extranjeras, los servicios y el turismo de sol y playa. Tras la crisis del sector inmobiliario, ese modelo de país ha quebrado. Necesitamos recuperar la agricultura e impulsar un proceso de industrialización inteligente que nos permita competir en el contexto internacional. Y la UE debe apoyar esa transición hacia otro modelo económico.
No somos miembros de la UE para obedecer y poner nuestra democracia a las órdenes de Alemania, sino para equipararnos en derechos, servicios públicos y calidad de vida a los países de nuestro entorno.
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