Somos representantes, no funcionarios. Hay que evaluar, pero no fichar.
Somos representantes de la ciudadanía, no funcionarios. Ni el trabajo parlamentario consiste en pasar todo el día entre las cuatro paredes del Senado. Al contrario: debemos estar en contacto con la ciudadanía a la que representamos y pisar calle.
De lo que sí soy partidario es de evaluaciones y auditorías sobre el trabajo de los parlamentarios. Y de mecanismos de control y revocación que garanticen que, quien no cumple con sus promesas o no trabaja, puede ser destituido por quienes nos han nombrado: los ciudadanos.
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Me temo que como es habitual, el político es una clase de funcionario que por algún motivo no está sujeto a "justificar" su trabajo, es decir, horas, sueldo y productividad. Tanto en lo público, como en lo privado, el trabajo es trabajo.