Primer punto, es preciso tener en cuenta lo que son los impuestos, el sistema tributario, y para qué sirven. Los tributos, además de ser un medio para recaudar ingresos públicos, sirven como uno de los principales instrumentos de política económica general, para asegurar una mejor distribución de la renta nacional.

Sin entrar en marcado electoralismo de la medida, que parece evidente por el momento en que se propone, sí es importante analizar la situación de la Comunidad de Madrid, y lo que realmente se está proponiendo.

Como se ha dicho, los impuestos no son un fin, sino un instrumento de política económica; por lo tanto, bajarlos o subirlos dice muy poco, lo que es relevante es en qué momento se suben o se bajan y qué impuestos se suben o se bajan. Y en este momento, bajar el IRPF (salvo para las rentas más bajas) supone una medida inadecuada, pues no va a ayudar a la recuperación, como muestra lo ocurrido en otros países. Además, resulta injusto en lo social; no es de recibo que el Gobierno baje los impuestos con lo que ello implica, que es recaudar 350 millones de euros menos en 2014, mientras siguen recortando en servicios sociales. Además, la letra pequeña de la reforma nos dice que esa bajada de impuestos le supone un ahorro de unos 20-30 euros a los mileuristas, y de unos 400 para rentas más altas, a quienes realmente beneficia la medida.

Otra cosa que es importante destacar es que España necesita una unión fiscal. No pude ser que cada comunidad autónoma campe a sus anchas en una ilógica comptencia fiscal que sólo puede beneficiar a los más poderosos. Esa reflexión es muy relevante. No puede ser que en Europa se defienda la unión fiscal y en España dejemos que haya privilegios y semiparaisos fiscales.

UPyD tiene una serie de propuestas contra la precarización, entre otras muchas estas:

(i) Apuesta por la creación de empresas de mediano y gran tamaño (más de 250 trabajadores) que permitan crecer en productividad, innovación y empleo bien pagado.

(ii) Contrato único; acabar con el mercado dual (más de un 90% de nuevos contratos son temporales);

(iii) Medidas de impulso al emprendimiento (fomentar el “coworking”/colaboración; favorecer acceso a locales y al crédito);

(iv) Impulso de políticas activas de ocupación (reformulación de estas políticas, para que el empleo de los fondos reviertan directamente sobre los ciudadanos, siendo la prioridad que los desempleados encuentren trabajo, en actividades de futuro; así como rediseño de la formación para el empleo, con mayor control de calidad y destino de fondos) y de intermediación (potenciar la intermediación laboral a través del Portal Único de Empleo y revisar los acuerdos de intermediación con empresas de trabajo temporal y agencias de colocación).

Lo que no está, tampoco, entre nuestras propuestas es subvencionar a los empresarios con un impuesto negativo para que encima sigan mal pagando a los trabajadores. Esas medidas neoliberales, ya han demostrado su fracaso.