Pregunta para Parlamento de Catalunya
Soy Raquel y, debido al cáncer, tuve que realizar un tratamiento para la preservación de la fertilidad por lo privado. ¿Por qué no existe un protocolo de información sistematizado sobre este tratamiento por la seguridad social?
Mi lucha contra el cáncer comenzó hace ya seis años, en 2014, cuando me detectaron un linfoma folicular de grado dos y en estadío 4. El diagnóstico vino casi por casualidad. Si bien es cierto que me encontraba más cansada de lo habitual, hice como hace todo hijo de vecino: achacar el cansancio al estrés y a cualquier cosa común en el día a día.
Sin embargo, descubrí unos bultos repentinos en las ingles que me alarmaron, por lo que decidí ir al hematólogo. Tras un tac y una biopsia, el cirujano, sin esperar a que el propio hematólogo fuera quien confirmara el diagnóstico, me confirmó que padecía un linfoma folicular.
Tras el diagnostico inicié un tratamiento experimental en el Hospital Clínico de Barcelona, dentro de la unidad de nuevas terapias (Inther Unit), que cuenta con financiación de la Fundación Josep Carreras. Este ensayo clínico era un tratamiento paciente-patrón por el cual uno de los pacientes (yo, en mi caso) recibía un tratamiento convencional (quimioterapia y anticuerpos) y otro paciente recibía el tratamiento experimental, haciendo un estudio comparativo de los resultados. Finalmente se demostró que este tratamiento experimental no generaba resultados positivos, por lo que ha prevalecido la quimioterapia.
Después de dos años y medio de tratamiento, me encuentro recuperada parcialmente, aunque he superado la mortalidad de este cáncer, el linfoma folicular ha venido para quedarse siempre conmigo en forma de enfermedad crónica, aunque puedo llevar una vida normal.
Una de las cosas que más repercutieron en mi vida tras el diagnóstico fue el tener que congelar mis óvulos. Este tratamiento para la preservación de la fertilidad fue algo que yo misma tuve que buscar. Tuve que acudir a la sanidad privada y gastarme una cantidad enorme de dinero, ya que, en la sanidad pública, nadie me informó tan siquiera de si este tratamiento pudiera realizarse de forma gratuita.
Por eso pido a las Cortes Catalanas que se estudie establecer un protocolo de información y tratamiento de preservación de la fertilidad para pacientes oncológicos financiado por la seguridad social.
Me gustaría que todas las chicas que pasarán por un proceso oncológico tuvieran la oportunidad de preservar su futura maternidad sin miedos. Soy consciente que ante un diagnóstico peligroso la prioridad es la curación de la enfermedad, pero siempre que se pueda, sería imprescindible contar con este servicio (información, acompañamiento y tratamiento) antes de empezar con el proceso de quimioterapia.