Hola, soy Rosa y soy lesionada medular desde hace tres años. Desde que soy usuaria de silla de ruedas me he hecho aún más consciente de las barreras arquitectónicas que tenemos todas las personas con movilidad reducida. Por eso quiero reivindicar que los límites no deben ponérnoslos desde fuera porque nosotros sí podemos hacer muchas cosas. 

En el transporte público apenas hay adaptación. Yo ahora mismo me puedo mover en autobús porque la mayoría tienen plataformas para poder subir por la rampa. Pero la cosa cambia si hablamos del metro de Madrid. No todas las estaciones tienen un ascensor que me lleve desde el vagón a la calle y tampoco puedo subirme en todos los vagones. Es debido a estas barreras por lo que, por el momento, no me he decidido a ir en metro ya que necesito alguien que me acompañe. 

Otra gran barrera que existe a día de hoy son los parkings. Siempre tengo que mirar antes si tienen ascensor o no, porque en Madrid todos no son accesibles. Lo mismo pasa con los restaurantes, los conciertos o cuando queremos viajar. Nadie piensa en nosotros y en muchos casos queremos salir, pero no podemos hacerlo. 

Yo soy una persona muy activa. Pese a ir en silla de ruedas me muevo, hago pintura, piano, estoy en el coro… Pero no se plantea la vida para las personas con movilidad reducida. Apenas recibimos ayudas. Yo he tenido que invertir mis ahorros para poder recibir una rehabilitación. Para solicitar la tarjeta azul para aparcar hay casi dos años de espera. Hay muchas cosas que decir y que cambiar. Por ello quiero dirigirme a la Asamblea de Madrid.  Yo no debería tener que esperar a que alguien pase para que me abra la puerta de una biblioteca o un Ayuntamiento, no es justo. Deberíamos tener derecho a un transporte plenamente adaptado, al igual que unas instituciones públicas adaptadas y un ocio adaptado. Y por supuesto a ayudas suficientes y a una rehabilitación especializada para que podamos vivir una vida sin discriminación.