Pregunta para Parlamento de Andalucía
Soy Rosa y vencí la Anorexia y la Bulimia. ¿Cuándo habrá en la Sanidad Pública unidades concretas de tratamiento para estos trastornos, y así curar a todas las personas que los padecen?
Mi nombre es Rosa, tengo 28 años y desde hace 4 he superado la Anorexia y la Bulimia. Quiero dar a conocer mi historia de lucha, persistencia y esperanza, ya que padecer este trastorno no es fácil para ninguna persona ni familia, pero se puede salir de ello. Hay millones de personas en la misma situación en la que yo estuve, y sé que necesitan un atisbo de esperanza, pero también necesitan que esta sociedad cambie. Lo más importante es que haya un cambio, tanto a nivel social y educativo, como en los tratamientos dirigidos a estas personas, para que un día podamos tener una sociedad libre de trastornos alimenticios.
Cuando tenía 8 años empecé a provocarme vómitos. No hay una causa clara que dé explicación a que una niña tan pequeña llegue a tener ese tipo de conductas. Quizás se debía a la información que me llegaba sobre cómo debía de ser una mujer en nuestra sociedad, o quizás era mi auto exigencia, que abarcaba todos los ámbitos de mi vida, y de la misma forma empezó a exigir esa perfección en mi cuerpo.
Pasaron años hasta que se me diagnosticó la enfermedad. Los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) afectan a tu salud emocional y física. La primera puede pasar desapercibida, pero la segunda no. Mis padres me pillaron provocándome el vómito y decidieron actuar.
Me llevaron al Hospital, donde me diagnosticaron Bulimia. Como no hay una unidad especializada en el tratamiento de trastornos alimentarios y teníamos un Servicio de Sanidad privado, empecé is terapias en un centro privado especializado en el tratamiento de estos trastornos.
Ingresé en un centro de día con 13 años. Sentía como si mis padres se hubieran vuelto locos, como si el mundo se hubiera girado contra mí, que yo no tenía por qué estar allí. Sentía una desconfianza muy grande hacia los profesionales del centro.
Al cabo de un tiempo me ingresaron a un Hospital donde estuve 24h durante un mes entero. La soledad me hizo tomar consciencia de la enfermedad, de que quizás era yo la que se equivocaba, y no el resto del mundo. Empecé a cuestionar lo que para mí era incuestionable, y a confiar más en los profesionales del centro.
Pasé 10 años con tratamiento. Cuando volví a la Unidad de día, estuve como un año a tiempo completo (de 9 de la mañana a 6 de la tarde). Los días eran rutinarios. Cada una tenía una dieta que tenía que cumplir. Hacíamos terapias grupales y también a nivel individual. Talleres ocupacionales, manualidades para desarrollar nuestra parte creativa. Las cenas las hacíamos en casa con nuestras familias.
Todo fue gradual e iba cada vez menos. Primero menos horas y después menos días a la semana. Hasta que me dieron el tratamiento ambulatorio en el que ya solo iba de revisión a las terapias pero no me tenía que quedar allí.
No hay clave ni fórmula mágica para salir de todo esto. Hay que ser constante, persistir y tener mucha paciencia. Muchas veces crees que nada de lo que haces funciona, llegas a pensar que esta enfermedad puede cronificarse y que no te vas a curar nunca. Pero hay luz al final del túnel, y quiero mandar ese mensaje a todas las chicas que puedan estar pasando por lo mismo que yo pasé. Que sigan luchando.
A los 24 años me dieron el alta definitiva. Fue algo gradual, tenía que hacer revisiones de vez en cuando, hasta que ahora mismo estoy ya completamente recuperada.
Creo que una sociedad desarrollada como es la española no está preparada para tratar los trastornos alimenticios. La Seguridad Social te los puede diagnosticar, pero la única ayuda que te puede proporcionar es una especie de “dieta”. No hay soporte ni tratamiento psicológico por su parte. La única solución que les queda a las familias es recurrir a terapias y psicólogos privados, y muchas de ellas no se los pueden permitir.
Estando en el centro, vi como muchas chicas tenían que abandonar los tratamientos porque sus familias no podían seguir pagándolos. Esas personas quedan desamparadas, con un trastorno grave que puede terminar con sus vidas.
Creo que la Sanidad Pública debería poner especialistas en trastornos alimentarios al alcance de todas las personas que los padecen. Por este motivo, considero que hacen falta Unidades Especializadas en el tratamiento de los Trastornos de la conducta Alimentaria. Es un servicio de primera necesidad y que debería de estar al alcance de todas las personas que lo necesitan.
Siendo de Granada, me dirijo a los Políticos del Parlamento de Andalucía para que se garantice el tratamiento de las personas con trastornos Alimentarios, poniendo a su alcance una Unidad Especializada en el tratamiento de los Trastornos de la conducta Alimentaria. Hay muchas vidas en juego.