Cada vez son más las mujeres a las que nos han intentado drogar en alguna fiesta ¿Cuándo se educará en igualdad para que no solo las chicas sepan cuidarse, sino que los hombres aprendan a respetar?
Me llamo Rose, soy de Zaragoza y no hace mucho tiempo viví una situación similar a la que muchas otras mujeres están empezando a denunciar. Afortunadamente, mi historia se ha quedado en un pequeño susto porque pude darme cuenta de lo que estaba pasando, pero esto no siempre pasa.
Todo sucedió mientras estábamos en una verbena de fiesta y, tras invitarme un chico a una copa, comencé a sentirme mal. Era la segunda de la noche, algo que me llamó la atención puesto que en otras ocasiones he bebido alguna más y nunca me he sentido de aquella manera.
Mis amigas y yo nos dimos cuenta de que la persona que me había invitado tenía un tubito que se guardaba en la chaqueta. El mismo tipo que no dejaba de mirarme, como si de un depredador se tratase. No me fiaba y decidí irme a casa.
Al día siguiente los mareos y vómitos no cesaban y acudí a urgencias. Allí, el médico me dijo que no era el primer caso que veía, incluso me miró mal. Y es que, en la mayoría de los casos, no nos creen. Incluso, nosotras mismas, llegamos a culpabilizarnos.
El acoso que hoy recibimos las mujeres, los manoseos no autorizados y muchas otras cosas, son una autentica vergüenza. Cada vez estamos viendo más y más casos de mujeres denunciando este tipo de actos, de camareros que intentan drogar a las jóvenes para luego violarlas.
El problema viene de raíz, de ese machismo profundo y absoluto existente, y eso solo tiene una solución: educación. Disponer de una asignatura centrada en el respeto y la igualdad, que no solo enseñe a las mujeres a cuidarse, sino que enseñe a los hombres a respetar, ayudaría a reducir este tipo de violencias que hoy están proliferando en la sociedad.