Me llamo Rosmary y vivo en Madrid. A principios de 2020, cuando tenía 21 años, me detecté un bultito en el pecho derecho. Entonces decidí acudir al médico. De entrada, me indicaron que seguramente se trataba de un quiste benigno. Aun así, quisieron prestarle atención y hacerme un seguimiento. El bulto fue creciendo a medida que avanzaban las semanas. Entonces, los profesionales sanitarios que me trataban, constataron que seguramente no se trataba solamente de un quiste, sino que había algo más allá.

Me realizaron todo tipo de pruebas diagnósticas que sirvieron para diagnosticarme un carcinoma ductal infiltrante. Más adelante, mediante la prueba de receptores, concretaron que el cáncer que yo padecía era un triple negativo; una tipología de cáncer de mama agresiva y que suele ir acompañada de un mal pronóstico. Eran finales de julio cuando me lo detectaron y a principios de agosto ya empecé a recibir un tratamiento de quimioterapia. Fue muy duro para mí hacer frente a los efectos secundarios del tratamiento en cuestión, así como por los cambios físicos que genera.

Respondí muy bien a la quimioterapia y en septiembre me intervinieron quirúrgicamente a modo preventivo. Me practicaron una mastectomía radical con vaciamiento. Por suerte, los ganglios dieron negativo en presencia de enfermedad. Después de la operación, seguí otro tratamiento de quimioterapia y me sometí a un seguido de sesiones de radioterapia. En estos momentos, hace aproximadamente un año que terminé los tratamientos y me encuentro en remisión.

Aunque me hacen revisiones rutinarias de control y por el momento todo está bien, me da miedo recaer. Considero que hay que apostar de verdad a favor de la investigación del cáncer, pero, en mi caso, quiero insistir en la necesidad de investigar sobre el triple negativo. Mucha gente que lo padece recae muy rápido, y la afectación de las recaídas suele ser mucho peor. Hay que encontrar una solución relacionada con la prevención ante la recaída y tratamientos efectivos si esta se da.

Es por lo presentado que me dirijo a los políticos del Senado: “¿Cuándo se va a mejorar la inversión destinada a la investigación? Las recaídas de la patología en cuestión suelen ser agresivas. ¡Necesitamos prevención y tratamientos!”