Mi nombre es Rosse Mary, soy gestora social y lidero proyectos sociales orientados principalmente a la niñez vulnerable en el Huila y en el Cauca. Empecé mi labor desde muy joven, tras haber visto el caso de un conocido que recibía maltrato en su hogar cuando era adolescente, quien luego cayó en la drogadicción y fue a la cárcel. Mi inspiración fue colaborarle a él y empecé a ayudar en distintos sentidos, a los niños en situación de vulnerabilidad. 

En 16 años que llevo apoyando la niñez, me he encontrado con muchos obstáculos y al mismo tiempo, con grandes logros. Esta gestión, la realizo con mi fundación Dejando Huellas Felices, todo lo realizamos de corazón, con los recursos que conseguimos para cada proyecto. Nuestros proyectos involucran actividades como la semana vacacional, pintar escuelas o parques que lo requieran y campañas contra el abuso infantil principalmente, para niños de más de 40 zonas rurales en Huila. 

Las problemáticas que se encuentran en las zonas empobrecidas afectan directamente a los niños, quienes tienen muchas necesidades y también son violentados física, psicológica y sexualmente. Por ello, a lo largo de mi labor me he capacitado para poder atender a los niños y dejar en ellos una sonrisa, permitir que puedan proyectarse en la vida aún con tantas adversidades. La niñez indígena, al pertenecer a los cabildos, no tienen la misma normativa y por ello es más complejo atender los casos de abuso sexual infantil. En materia de derechos de la niñez, Colombia necesita avanzar y garantizar a los niños el goce de sus derechos. 

Por ello, nuestra pregunta no solo está enfocada en garantizar los derechos colectivos e individuales de la niñez indígena de Colombia, sino saber qué harían desde el Congreso, para poner marcha planteamientos, presupuestos etc. que permitan un fortalecimiento en materia de educación, infraestructura, calidad de vida, apoyo y acompañamiento psicosocial y personalizado en pro del desarrollo integral y la restitución de derechos de la población infantil indígena, porque todo eso, hace falta.

Tengamos en cuenta que los niños indígenas son titulares del derecho a una especial protección por parte del Estado en atención no solo a las circunstancias que justifican el estatus jurídico especial de los niños en general, sino a la circunstancia de pertenecer a un grupo indígena. Es evidente que las disposiciones en materia de derechos humanos en nuestro país tienen mayor cobertura en las zonas urbanas, pero en los territorios rurales, las instituciones no realizan el seguimiento estipulado a las familias para verificar en qué situación se encuentran.

Los recursos que reunimos no siempre son suficientes, y con lo que Dios nos ha concedido, hemos podido apoyar a muchos niños y lo seguimos haciendo, ya que hacemos un seguimiento de 4 años a cada niño y cuando están en el colegio, hacemos la gestión para que aprendan música, gracias a los voluntarios que nos apoyan. Sin embargo, los recursos no siempre son suficientes, hace falta voluntad política para que estos proyectos se fortalezcan. Mi recompensa, es un niño feliz, ya que nuestra labor se hace para ellos. 

La población infantil indígena tiene demasiadas carencias, desde los recursos, la alimentación y la infraestructura hasta el apoyo y el acompañamiento psicosocial. Por ello me dirijo al Congreso de la República, con la intención de mostrarles que la labor comunitaria es indispensable incluso con la falta de apoyo institucional que evidenciamos, pero también para obtener respuestas en el ámbito legislativo y que podamos brindar a los niños y niñas empobrecidos, un mejor presente. 

Agradezco a los lectores por interesarse, por favor compartan y firmen nuestra petición, necesitamos 350 firmas para obtener respuestas desde el Congreso. Si desean conocer nuestros proyectos, pueden encontrarnos en redes como Dejando Huellas Felices.