Hola, soy Sandra, tengo 36 años y estoy titulada en Educación Social, pero actualmente me encuentro en paro. A raíz de la pandemia me puse a investigar y descubrí el mundo de la artesanía de vidrio y, pese a no haber estado relacionada nunca con nada artístico, encontré en ello un hobbie, una forma de reinventarme y emprender. Yo estoy contenta con mi profesión y no quiero alejarme de ella, pero me encuentro navegando a la deriva y sin saber de qué manera puedo conciliar para sobrevivir. 

Para poder conciliar el emprender y trabajar con diferentes aspectos de tu vida como, por ejemplo, la maternidad, el cuidado de otra persona o el cuidado de una misma, las mujeres lo tenemos más difícil. De forma general, los cuidados recaen sobre nosotras. Hace dos años decía que, si todo iba bien, me plantearía ser madre sola. Pero a día de hoy lo pienso y me pregunto cuándo va a llegar ese momento teniendo en cuenta la precariedad que nos rodea. 

En estos momentos para poder ser madre las opciones se reducen: o contratas a alguien y externalizas tu trabajo o contratas a alguien y externalizas los cuidados de crianza. Por como yo concibo la maternidad y los cuidados, los primeros años no podría trabajar o al menos no al mismo ritmo. No todo el mundo se puede permitir esa externalización o hacer frente a los pagos por las dificultades de compaginar vida personal y laboral, por eso son muy necesarias las ayudas económicas. El tiempo también es economía y necesitamos el dinero para todo. Y, yo, como tengo 36 años, ya no estoy considerada como joven y no me corresponden ayudas. Es por esto que sin esas ayudas no concibo poder desarrollar la artesanía de vidrio más allá que un hobbie. 

Emprender es emprender a nivel personal y laboral. Puede ser emprender un proyecto de vida, formar una familia, o montar una empresa. Pero hacerlo de las dos maneras al mismo tiempo lo veo completamente imposible. Por ello quiero dirigirme a los miembros del Parlamento Vasco, ya que es necesario adaptar las políticas a los cambios y necesidades de la sociedad. Si la política no se adapta a las necesidades reales de las personas, nunca habrá un avance real y cosas tan importantes como la conciliación laboral y personal seguirán brillando por su ausencia.