Más de 8.000 sanitarios del SAS contratados por la Junta de Andalucía como refuerzo para hacer frente a la pandemia nos vamos a quedar en la calle a finales de este mes si nadie lo remedia. 

Hemos estado en primera línea cuidando y salvando vidas y ahora la Junta amenaza con dejarnos tirados y sin trabajo. Aunque la situación de la epidemia haya mejorado de forma notable, creemos que nuestra presencia en el sistema de salud público sigue siendo imprescindible.

Es un atropello y un incumplimiento de la Junta de Andalucía, que prometió contar con nosotros. De los 20.000 contratados como refuerzo para enfrentar las distintas olas del Covid-19, sólo 12.000 seguirán renovados por 6 meses más. El resto, 8.000 iremos a la calle si no conseguimos parar esta decisión. 

Durante lo peor del confinamiento, nos emocionaron y agradecimos los aplausos de cada tarde desde los balcones. Pero la empatía de los ciudadanos, los premios y las alabanzas de nuestro trabajo por parte de la clase política no sirven de nada si a la primera de cambio nuestra administración regional decide dejarnos en la calle. 

No hay derecho. Con la pandemia todo el mundo ha sido consciente de la importancia de una sanidad pública robusta, con financiación y personal suficiente. ¿Ya se nos ha olvidado? Con nuestro trabajo en una emergencia sin precedentes y con la colaboración de los ciudadanos respetando las restricciones o acudiendo masivamente a vacunarse para acabar con esta pesadilla hemos salido de esta. 

Muchos se han quedado atrás pero la lección tiene que perdurar y son los políticos los primeros que se tienen que aplicar el cuento de una vez por todas. Nuestra presencia, nuestro trabajo sigue siendo imprescindible y necesaria en los hospitales y en los centros de salud. 

Vamos a defender nuestros puestos de trabajo porque son también puestos de trabajo que cuidan, salvan vidas y acompañan. Paremos los despidos alzando la voz junto a la ciudadanía de Andalucía a la que pedimos nos acompañen en esta lucha. 

Firma y comparte esta petición para hacer presión y evitar que 8.000 sanitarios se queden en la calle.