Me llamo Sara y soy víctima de violencia de género. Por suerte, hoy puedo contar mi historia, algo que, desgraciadamente, no siempre pasa. 37 mujeres han sido asesinadas en España en lo que va de año a manos de sus parejas o exparejas (1.118 desde enero de 2003), ¿de verdad no son suficiente estas cifras para decir ¡basta!?

Conocí a mi maltratador en un gimnasio, al principio todo fue perfecto: amor, viajes, cariño … para mí, el hombre ideal. A los seis meses de relación todo empezó a cambiar, celos, golpes, maltrato psicológico … 

Conseguí darme cuenta de lo que estaba pasando e intenté huir en varias ocasiones. Denuncié, pero de nada sirvió, todas las ordenes de alejamiento que pedí fueron denegadas. El hombre que me maltrataba proviene de una familia con mucho dinero, esto le permitió pagarse a uno de los mejores abogados y beneficiarse de ello. Así funciona la justicia de este país, si pagas, ganas. 

Asustada, volvía con él. Los golpes iban a más, llegué a tener el brazo escayolado por un empujón que él me dio. Un día, la Policía se lo llevó detenido y en ese momento decidí irme de España, era mi única escapatoria. 

Estando en Italia, país al que me trasladé, la Guardia Civil de mi pueblo me informó que este individuo había sido detenido e ingresado en prisión por homicidio. Mi maltratador mató un hombre, en ese momento solo podía pensar en que, si era capaz de eso, era capaz de todo. 

Estando en prisión me llamaba por teléfono, gracias a todo esto conseguí que aceptaran la orden de alejamiento. 4 años. ¿De verdad creen que con 4 años basta? Estamos hablando de una persona que ha matado a un hombre. ¿Qué pasará cuando salga? 

Las mujeres y niñas víctimas de violencia de género estamos olvidadas. Las instituciones presumen de ayudas, dicen que no estamos solas, pero cuando te pasa, cuando vives la cruel realidad, te das cuenta de que nada de eso es verdad. 

Necesitamos leyes que nos protejan de verdad, además de fomentar una educación en la que enseñen a los hombres a tratar bien a las mujeres y no a nosotras a cuidarnos. ¡Basta ya!