Mi nombre es Sara Cruz y fui víctima de violencia escolar y discriminación. Cuando tenía alrededor de 10 años de edad empecé a asistir a un colegio en el que fui víctima de acoso, recibí humillaciones casi que a diario y ante la mirada indiferente de los adultos que nunca hicieron nada por poner freno a la situación.

El bullying o acoso escolar tiene efectos negativos en la salud física, el bienestar emocional y el rendimiento académico de los niños, especialmente si dicha violencia se repite en el tiempo o es severa, además de influir en el clima escolar del centro educativo. Los adultos que han sido víctimas de acoso guardan heridas emocionales por años que pueden perjudicar su vida social y su proyección hacia el futuro.

Recuerdo que no entendía muy bien las razones por las que recibía ese tipo de trato por parte de mis compañeros, en algún momento llegué a pensar que merecía por alguna razón vivir esta situación pues al comentarlo en casa la verdad es que nadie se aterraba o se movilizaba para ayudarme con el problema. Siento pena por todos los niños que como yo han lidiado con situaciones así en silencio, que han sido víctima de golpes y tienen heridas emocionales debido al rechazo y los insultos.

Ahora a mis 30 años de edad he podido comprender, perdonar y poco a poco sanar toda esta situación dejó en mi una grave inseguridad y un temor constante a ser rechazada. En mi vida laboral sentía constantemente que no era suficiente mi talento, que todos eran mejores que yo y que nunca iba a lograr nada por ser quien era. Me costó mucho seguir adelante y creo que hay que poner freno a estos asuntos en los institutos.

Lanzo esta campaña porque es muy importante dar visibilidad a esta problemática. Los niños y niñas que se enfrentan a distintos tipos de violencia en el colegio pueden presentar daños físicos o psicológicos durante el resto de sus vidas,  son muchos los casos en los que los menores no soportan la fuerte carga y deciden llegar a extremos como el suicidio. Por eso, por medio de esta campaña busco acabar con el silencio y pedir mecanismos de denuncia en los centros educativos que permitan romper esta espiral de violencia lo antes posible.

Aunque existen algunos protocolos de acción frente a la situación estos resultan ineficientes. Muchos centros educativos prefieren guardar silencio antes que ser señalados o castigados por hacer evidentes los casos de acoso dentro la institución, esto hace que además los docentes que quieren ayudar a los niños y niñas en circunstancias de abuso sean callados debido al temor a recibir represalias por parte de los directivos. Adicionalmente, las víctimas usualmente deben huir de la situación y los agresores no suelen tener mayor complicación frente a la situación lo que pone en doble estado de vulnerabilidad a quién sufre el acoso.

Pregunto a los políticos: ¿Cuándo tendremos mecanismos de denuncia y petición de ayuda de fácil acceso en los centros educativos de España para que los niños y niñas víctimas de acoso puedan encontrar apoyo frente a  la situación? ¿Por qué no se brinda respaldo a los docentes para que puedan ayudar a los niños y niñas  sin temer a ser víctimas de represalias en su contra? 

Pido vuestra ayuda compartiendo y apoyando esta campaña. Debemos unir nuestras voces y luchar por generar un cambio que permita proteger a los niños y niñas de estas graves situaciones que ponen en peligro sus vidas. ¿Cuento con vuestro respaldo?