Pregunta para Senado
Se diagnostican alrededor de 30.000 casos de Cáncer de Pulmón cada año en España. ¿Cuándo se van a destinar más recursos tanto para la investigación del cáncer del pulmón como para la concienciación social sobre el perjuicio del tabaco en nuestra salud?
Mi nombre es Sara Franco tengo 38 años y vivo en Pamplona. Mi padre falleció hace 3 años por un cáncer de pulmón. Todo fue muy rápido, desde que le dijeron que tenía cáncer hasta que se murió pasaron solamente tres meses.
El cáncer de pulmón es una batalla perdida desde el día cero. Ahora en diciembre hace justo tres años de todo esto. Mi padre había tenido problemas de corazón desde siempre y era ex fumador, pero vaya que fue fumador casi toda la vida, y ese verano empezó a sentirse mal. Yo le llevé varias veces al hospital con subidas de tensiones.
Durante todo el verano le hicieron como tres o cuatro placas de tórax y nunca nadie le vio nada ni dijeron nada, eran “cosas de la edad”, hasta que de repente unas semanas después de todo esto empezó a encontrarse mal de nuevo y volvimos al hospital. Ahí ya nos dijeron que habían visto algo en la placa, que seguramente era neumonía y que lo iban a ingresar.
En ese momento mi padre me miró y me dijo “ya sé lo que tengo”, pero a mi me pareció que era un exagerado… y resultó que tenía un tumor de seis centímetros y medio.
El cáncer de pulmón hasta que no es enorme no se ve, no es algo fácil de detectar. De hecho, a mi padre ese verano le habían hecho una ecografía del tórax para verle alrededor del corazón y es que no se ve… Bueno, es lo que me explicaron a mi.
Así que empezaron a hacerle pruebas. A parte de ese tumor tan grande en el pulmón encontraron que le había hecho metástasis en el cerebro. Mientras todo eso sucedía también ingresaron al padre de un amigo, que estaba en la misma situación, pero le había hecho metástasis en los huesos. Y todo el proceso fue exactamente igual. Es una cosa que te llega y te inunda. Al menos esa es mi sensación, de que es un cáncer que no te avisa.
A partir de ahí mi padre empezó a tener unos dolores horribles. Le dolía mucho la espalda, supongo que era donde tenía el tumor. Le ingresaron y a la semana se le pilló una glándula del cuello y dejó de poder beber líquido porque se ahogaba. Fue todo una carrera de obstáculos en la que no pudimos saltar ninguno.
Le intentaron hacer quimioterapia, y yo lo preparé todo mientras cuidaba de mis hijos, de mi madre e iba a trabajar. Además, gestionaba las citas, la ambulancia que viniera a por él porque solo no podía moverse y de repente lo volvían a ingresar y me decían ya no se le podía dar quimio porque está muy débil. Intentaron darle radio en la cabeza para hacer el tumor más pequeño, le daban una sesión y ya no se podía más. Fueron tres meses en un hospital viendo como no se podía hacer nada.
El cáncer que tenía iba más rápido que todos nosotros.
Desde aquí me gustaría pedirle al Senado que invierta más recursos en la investigación del cáncer de pulmón, pero también que conciencien a la sociedad de lo perjudicial que es el tabaco para la salud. Yo he sido fumadora pasiva desde que nací. Hay que educar a los niños y niñas para que vean y sepan desde el minuto uno lo perjudicial que es el tabaco, que no empiecen nunca a fumar, no hay campañas para esto. Y creo que al estado no le interesa. La investigación no puede ser en vano.