Mi nombre es Sara, tengo 24 años y vivo en Madrid. Tengo una discapacidad física provocada por una mutación de un gen, es una enfermedad rara pero sus síntomas son muy parecidos a los de otras patologías. Llevo un respirador 24 horas, me desplazo en una silla de ruedas eléctrica y necesito apoyo en las actividades de mi día a día. 

Actualmente, me encuentro en el último curso del grado de Educación Social en la Universidad Complutense de Madrid. Decidí irme por este camino porque considero que en esta sociedad hay muchas cosas que cambiar. Pienso que partiendo de una buena educación que fomente la normalización y la participación social de los diversos colectivos que se salen de lo socialmente aceptado y que se considere “normal”. 

Desde mi experiencia en mi trayectoria académica he visto que no se visibiliza en los centros educativos la convivencia con personas con diversidad funcional. En mi opinión, que tenga una discapacidad no significa que sea diferente al resto, simplemente se trata de concienciar, sensibilizar y dar la importancia que se merece a este asunto. 

Necesitamos que la sociedad ponga a nuestra disposición los medios para poder desarrollarnos plenamente y contar con las mismas oportunidades que cualquier otra persona. Por todo esto mencionado anteriormente, propongo que se reformen aceras y carreteras de todo Madrid, así como adaptaciones en todas las infraestructuras de la vía pública. 

Además, que todos los edificios y el transporte público sean accesibles. No sólo para personas con discapacidad física, sino también para personas con ceguera, sordera, discapacidad intelectual… (Carteles en braille y con pictogramas, intérpretes en los actos públicos, rampas, ascensores, señales acústicas, etc.). También propongo poner en marcha campañas y proyectos de sensibilización. 

Porque no se trata de reconocer la discapacidad como una forma de vida diferente, sino de normalizar a todas aquellas personas que se consideren excluidas de la sociedad.