Hola. Me llamo Sara Molina, tengo 37 años y soy la madre de un niño que nació de manera prematura a consecuencia de una preeclampsia. 

Mi hijo se llama Carlos y tiene 3 años. Él nació a las 30 semanas de mi embarazo con muchas complicaciones. Nadie nos había dicho que yo pudiera tener esta afección y, lo peor, es que nunca había escuchado hablar de ella, por lo que me asusté muchísimo.

La preeclampsia es una complicación del embarazo caracterizada por la presión arterial alta y signos de daños en otro sistema de órganos, más frecuentemente el hígado y los riñones. Generalmente, la preeclampsia comienza después de las 20 semanas de embarazo en mujeres cuya presión arterial había sido normal. 

Si no se trata, la preeclampsia puede desencadenar complicaciones graves, incluso mortales, tanto para la madre como para el bebé. Si tienes preeclampsia, el tratamiento más efectivo es dar a luz a tu bebé. 

En raras ocasiones, la preeclampsia se desarrolla después del parto, una enfermedad que se conoce como preeclampsia posparto. 

A mí se me colapsó la placenta y no le llegaba alimento a mi hijo. Debido a todo esto, tuve una hemorragia postparto por atonía de útero, que se refiere a la pérdida de la capacidad de contracción tras el parto. 

En total, mi hijo estuvo 23 días ingresado en la UCI tras su nacimiento. En el momento que los médicos vieron lo que ocurría, se volcaron completamente para que mi familia pudiera irse junta a la casa en el menor tiempo posible. Le hicieron muchísimas pruebas a mi hijo Carlos para saber si salud estaba correctamente y nos citaron a los 3 meses en el hospital para hacer un seguimiento. 

A los 3 meses, cuando volvimos a acudir al hospital, volvieron a analizar a mi hijo y todos los valores estaban correctos. En ese momento pensaba que todo se había acabado, que mi hijo estaba bien y que esta pesadilla había terminado, pero no fue así. El médico nos comentó que esta afección puede hacer que con el paso del tiempo el bebé desarrolle alguna patología, por eso debemos acudir al médico cada cierto tiempo para que vean a Carlos. 

Ante esto, le pregunté directamente al Doctor: “¿No había ninguna manera de evitar toda esta situación? Si me quedo de nuevo embarazada en el futuro, ¿cómo podemos hacer para que no ocurra lo mismo?”. El Doctor me habló de las pruebas que se suelen realizar para intentar solventar esta patología, pero que se necesitan todavía muchísimos medios para poder tener unos buenos diagnósticos precoces y que ninguna mujer más tuviera que pasar por el trance de la preeclampsia. 

Por ello y tras mi experiencia, lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que haya más visibilidad y se invierta mucho más en medios para intentar solventar la preeclampsia. 

También, lo más importante con respecto a la preeclampsia es la detección. Por eso, no se debe privar de recursos para que la investigación siga siempre adelante y los diagnósticos precoces puedan mejorar. La preeclampsia es una afección que, hoy en día, afecta a muchas mujeres y que pueden poner en riesgo su propia vida y la del bebé. Los diagnósticos precoces son la base para intentar sanar a una persona, por lo que deberían ser el análisis que manejáramos a la perfección.