Pregunta para Congreso de los diputados
¿Por qué los/las pedagogos/as no estamos reconocidos todavía?
La situación de las y los pedagogos es alarmante porque es una profesión que está muy difusa en la sociedad y es muy desconocida. No se conocen las funciones que podemos realizar y se desvaloriza nuestra profesión, incluso nos hacen contratos de categorías inferiores como de educadores/as o de monitores/as, sobre todo en el ámbito social.
Esto es a causa de que es una ciencia muy amplia con la que podemos trabajar en diferentes ámbitos, lo que hace que no tengamos reconocidas una serie de funciones concretas, pues es una profesión que nos permite amoldarnos a diferentes ambientes y situaciones.
Compañeras me transmiten lo complicado que es el acceso al mercado laboral, hay que especializarse mucho y luchar defendiendo lo que podemos y sabemos hacer, porque al final las empresas, y la sociedad en general, no nos reconoce y no sabe lo que hacemos.
Desde la Pedagogía tenemos tres grandes ámbitos en los que podemos actuar: el ámbito escolar, relacionado con la orientación educativa, diagnóstico e intervención; en el ámbito social, en el que podemos trabajar en centros ocupacionales, residencias, pisos tutelados, ONG, asociaciones, fundaciones, centros de menores, etc. Por último, en el ámbito laboral, en el que podemos trabajar como orientadores laborales y en recursos humanos, tanto en selección de personal como en departamentos de formación. Sin embargo, pese a las múltiples salidas que existen y que podemos desarrollar, no siempre podemos acceder a estos empleos porque las empresas prefieren contratar a otros profesionales que están más reconocidos y su trabajo es más visible, quedando los pedagogos y pedagogas totalmente desvalorizados, aun estando formados y contando con competencias y conocimientos para el desempeño de las funciones que se ofertan.
Lo que está en nuestra mano es trasladar a la sociedad lo que hacemos en nuestro trabajo para que se conozca, pero nos gustaría contar con el apoyo y reconocimiento de las instituciones públicas, y para ello son necesarios cambios en los accesos a estos puestos. Por ejemplo, para trabajar en un aula de Pedagogía Terapéutica en un colegio sólo tienen acceso maestros y maestras, paradójicamente los profesionales de la pedagogía no podemos acceder. No tiene sentido, porque ya contamos con esa formación, estamos perfectamente cualificados y podemos llevar a cabo esas funciones.
También ocurre con las aulas hospitalarias, en este caso el acceso es un concurso de méritos, cuyo primer requisito es ser maestro/a o docente de secundaria, de nuevo los pedagogos/as contamos con la formación necesaria y estamos preparados para trabajar con estos usuarios dentro de un aula de un hospital, donde pueden darse mayores dificultades en el aprendizaje y los pedagogos/as y psicopedagogos/as somos especialistas en la evaluación e intervención de estas. Esta situación nos hace invisibles a la hora de acceder a un puesto de trabajo porque nos empujan a tener que estudiar otra carrera, conozco varios casos que lo han hecho para poder optar a estas plazas.
De esta forma, estudiamos cuatro cursos en su mayoría el ámbito formal, la escuela, pero luego salimos al mundo laboral y no podemos estar en una escuela pública, únicamente como orientadores educativos, que además, como he comentado son varios los profesionales que pueden opositar a este puesto, sumando a esto que se convocan muy pocas plazas.
Además, aún hoy en día la mayoría del profesorado no está formado en atención a la diversidad, cuando un niño o niña tiene, por ejemplo, TDA/H o TEA, en ocasiones no se le atiende como necesita, se necesita por tanto un asesoramiento y apoyo extra que debería venir dado por pedagogos/as y psicopedagogos/as dentro del centro educativo, faltan recursos para que las escuelas e institutos sean totalmente inclusivos.
Con la ley Lomloe se proponía incluir al departamento de orientación dentro de cada escuela de Infantil y Primaria, lo que antes era un equipo externo para varios centros, estos departamentos deberían contar con un equipo interdisciplinar formado por varios profesionales, incluyéndonos a los pedagogos/as y/o psicopedagogos/as.
También quiero aprovechar para indicar que en Cataluña sí que se reconoce el Máster de Psicopedagogía (en itinerario escolar) como equivalente al Máster de Profesorado de Secundaria en especialidad de Orientación Educativa, aspecto que no es así en el resto de España, donde tienes que obtener el Máster de Profesorado para poder opositar. El plan de estudios de ambos Masters es totalmente equivalente y los y las psicopedagogas estamos formados/as para ejercer como orientadores/as educativos, puesto que las funciones para las que nos prepara son básicamente las mismas. debería haber una regularización para que sea equivalente a nivel estatal.
Por otra parte, quiero añadir que solo tenemos tres colegios oficiales de pedagogos/as y psicopedagogas/as en toda España, debería existir uno en cada comunidad autónoma, hay proyectos de colegio en algunas comunidades, pero no llegan a ser oficiales. Si contásemos con uno en cada comunidad nos ayudaría a luchar por el reconocimiento de nuestra profesión, ganando visibilidad.
Por todo esto, quiero pedir a los políticos y políticas del Congreso de los Diputados que se comprometan a reconocer nuestro trabajo ayudándonos a acceder al mercado laboral sin tantas trabas administrativas, con puestos adecuados a nuestra categoría, permitiéndonos el acceso a las oposiciones de Pedagogía Terapéutica, acceso a aulas hospitalarias, así como que se regularicen las equivalencias de los Masters a nivel estatal. Finalmente, el reconocimiento de los proyectos de colegios de pedagogos de España.