Me llamo Sarai Blanco Gutiérrez y soy trabajadora social. Quiero denunciar el desamparo que sufren las personas mayores en esta pandemia. Son los mayores olvidados, al ser grupo más desprotegido socialmente porque no existe un sistema de protección de mayores. Están desamparados ante un caso de maltrato o una situación de soledad. Este grupo de población ya no trabaja y parece que por no aportar no tienen derechos. 

Durante la pandemia se han dado muchos casos en los que los mayores se han sentido muy solos, si no tienen hijos, pareja o familia, la situación se ha agravado todavía más. Los que sí tenían cerca a sus seres queridos tampoco les han podido ver y hay que  señalar que en este grupo de población no estamos hablando solo de ancianos. La televisión se ha convertido en su acompañamiento y les ha estigmatizado, el trato que le han dado los medios de comunicación durante la pandemia a las defunciones de mayores, no ha sido el apropiado. Estaban en sus casas viendo cómo se trataba a su colectivo y sufriendo un machaque constante que ha causado muchas situaciones de depresión, de aislamiento social y de soledad no deseada. 

Empecé a publicar en mis redes sociales para darle visibilidad a estos temas porque detecté que había un problema en la Ley de Dependencia. A nivel social y político no está respaldada, cuando ya hay una situación de dependencia es cuando intervenimos, pero no se hace prevención. La promoción de la autonomía está olvidada.

Yo quería visibilizar esta situación que había detectado, tras trabajar en un centro de día durante siete años me di cuenta de que cada vez las personas vivían más años y que no estaba demostrado científicamente que la vejez deba ir asociada a una dependencia siempre que se haga prevención. Cuando acudían personas que contaban con su tratamiento médico (enfermedades degenerativas, por ejemplo) no tenían una estimulación cognitiva como prevención. Está demostrado que los tratamientos médicos deben ir acompañados de una estimulación cognitiva para una mejora global en estas personas. Estos mayores enfermos, empeoraban muy rápido porque nadie les ofrecía ese servicio preventivo. Me encontré con personas del pueblo y de Latinoamérica que me contactaban para pedirme ayuda. He notado el interés y la repercusión. 

Por todo esto, quiero pedir a los políticos del Parlamento de Andalucía que trabajen en la prevención. La Ley de dependencia se ha quedado incompleta a pesar de llevar en su título la promoción de la autonomía, no hay opciones a la prevención. Tenemos una sociedad cada vez más envejecida y debemos aplicar políticas sociales que les ayuden. Estas personas mayores tiene que poner a trabajar a su cerebro porque no pueden solo dedicarse a ver la televisión, hacer punto, etcétera. El cerebro tiene muchas áreas y hay que trabajarlas.