Hola. Me llamo Sebastián Carmona, tengo 22 años y tengo parálisis cerebral. 

La parálisis cerebral siempre ha influido en mi día a día porque, en mi caso, me afecta a la parte motora y cognitiva, y necesito una silla de ruedas para desplazarme. Además, a nivel formativo tengo dificultades para leer y con las series numéricas, entre otras cosas. 

Actualmente tengo dolencias puesto que me paso mucho tiempo en la misma postura y no siempre es la postura correcta para mi cuerpo, pero son dolencias puntuales. No estoy tomando ningún tratamiento especial, solamente cuando lo necesito, como el resto de personas. 

Con respecto a la sociedad, me siento excluido porque en mi día a día me encuentro muchas barreras arquitectónicas, entre ellas, los escalones que me impiden acceder a los establecimientos como cualquier otra persona. Aun así, pienso que las personas con discapacidad podemos hacer más por integrarnos porque creo que el mensaje actual es que una persona que no tiene discapacidad tiene que acercarse a otra que sí la tenga. En mi opinión eso es incorrecto porque creo que debería haber un acercamiento mutuo. 

Es verdad que en algunas ocasiones he tenido que vivir alguna situación poco agradable. Recuerdo una vez que fuimos a un pub de Matalascañas. Entré con mis amigos, que también tienen discapacidad, y lo primero que nos dijeron fue: “No, aquí se sientan las personas”. Como queríamos pasárnoslo bien, no le prestamos mucha atención, así que nos propuso estar en una mesa de la terraza y aceptamos. Una vez instalados nos dijo que le mostráramos los DNI y, posteriormente, nos comentó que no nos iba a servir lo que le habíamos pedido. Le pedimos la hoja de reclamaciones y en un principio tampoco nos la querían facilitar. Fue a través de un monitor, que intentó mediar, por el que nos dieron la hoja de reclamaciones. Ella achacaba que a personas en nuestra situación no les iba a servir alcohol. Después llamamos a la policía, pusimos una denuncia y nos fuimos al bar de al lado. 

A nivel familiar me encuentro muy bien. Ellos respetan mi intimidad y me puedo apoyar en ellos cuando necesito ayuda o consejo. Es verdad que, con respecto al resto de la gente, me molesta que no respeten el tiempo que necesito para hacer ciertas cosas. Me gustaría que la sociedad me tratase con normalidad, puesto que el tener discapacidad solamente quiere decir que tienes que vivir tu vida de otra manera. 

Mi discapacidad no define mi forma de ser, la definen mis actos. En algunas ocasiones sí podemos sentir miedo o nerviosismo al hablar con una persona que no tiene discapacidad porque estamos acostumbrados a entablar relaciones con personas que se encuentran en una situación similar a la nuestra. Por eso, pedimos que se nos dé tiempo para expresarnos. 

Hay un factor muy importante y es por lo que lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados con el objetivo de que haya un transporte público de calidad y accesible para todos.

Si hay algo que funciona en un transporte público, ¿por qué no intentar utilizarlos en otros servicios? Necesitamos un protocolo de actuación para cuando no funcione un ascensor en el metro. Por ejemplo, el usuario podría rellenar una hoja donde introduzca el identificativo de un miembro del personal que se encuentre en la estación del ascensor averiado y esto debería servir para que un taxista nos llevara a nuestro destino. 

De igual forma, necesitamos que los conductores de metro tengan en la cabina una rampa modificable para salvar la separación entre coche y andén. 

¿Te has preguntado alguna vez cómo son de accesibles los transporte públicos para personas con discapacidad? En el siguiente vídeo te lo explico de manera muy visual. 

https://www.instagram.com/tv/CNhjYS-DlCS/?utm_medium=share_sheet

Por último, a nivel personal, me gustaría poder acceder a una oferta de Asistentes Personales y poder contratar el servicio sin pagar un coste muy elevado. Creo que este tipo de servicio es fundamental para mejorar la calidad de vida de una persona que está en una situación similar a la mía.