Pregunta para Senado
Mi nombre es Sheila y tengo artritis reumatoide, las listas de espera son muy largas. ¿Cuándo habrá más especialistas disponibles en la sanidad pública? ¿Cuándo nos cubrirán la atención psicológica y la fisioterapia?
Valladolid, Castilla y León. Mi nombre es Sheila y tengo 33 años. En el 2017 me diagnosticaron fibromialgia, y en el 2019, luego de dar a luz a mi primera hija, me diagnosticaron artritis reumatoide. Ambos diagnósticos fueron por el ámbito privado, ya que en la sanidad pública la espera es larga (y una persona con dolores intensos e incapacitantes no puede esperar tanto). Además, la atención psicológica y de fisioterapia que tengo que recibir tampoco la brindan desde lo público.
Tengo dolores generalizados. Vivo con dolor y la receta no puede ser que solo trate de no estresarme.
En el 2014 empecé con muchos dolores de pie, tanto que no podía ni calzarme, y hasta el 2017 solo iba a mi médico de cabecera y me hacían radiografías o me veían en traumatología. Pero los dolores continuaban, por eso, tuve que pagar una consulta privada, me operaron y me sentí un poco mejor. Lo raro es que yo iba al gimnasio y comencé a notar que me cansaba y fatigaba mucho. Me diagnosticaron fibromialgia, y me dijeron: “no se cura, es para toda la vida y trata de no estresarte”. Así de crudo, sin apoyo ni fisioterapia. Mi vida cambió radicalmente, dejé de ir al gimnasio, en la guardería que tengo ya no era ni soy útil porque no puedo levantar peso y porque siempre estoy cansada y contracturada. Todo eso derivó en depresión. Teniendo en cuenta qué me tengo que pagar el psicólogo porque la sanidad pública no me lo ofrece, siendo la atención psicológica una gran herramienta de prevención para personas con enfermedades crónicas. La salud mental es primordial, ya que cuadros depresivos podrían derivar en otras enfermedades, como la artritis.
Siempre quise ser madre, hablé con un médico y me dijo que estás enfermedades suelen remitir y estar mejor en el embarazo. En el 2018 quedé embarazada y en septiembre de 2019 doy a luz, los primeros días todo genial, la niña muy buena, yo estaba feliz. Pero a los veinte días me vi enferma, sentí un dolor que me incapacita, no podía mover las caderas, las rodillas, los hombros, los antebrazos, y los dedos de las manos amanecía contra la palma. El médico de cabecera me dijo que era por los nervios del post parto, pero yo estaba feliz no nerviosa. La niña nunca fue el problema, yo no podía dormir por el dolor, tanto que mi madre tenía que venir a vestirme y a la niña, a peinarme y ducharme. Yo dejé de comer, estaba muy deprimida porque veía a mi bebe y no podía cogerla ni vestirla, yo no podía hacer nada. Además, me denegaron la incapacidad, la evaluación es absurda.
Solicité un reumatólogo y me dijeron que las listas estaban cerradas. Entonces concurrí a una consulta privada, el médico me vio y me dijo que es intolerable como me han dejado, que tengo una artritis reumatoide que debutó en el post parto, que estoy incapacitada total, y pautó una medicación. Él me derivó a lo público, pero primero fui a lo privado y lo cierto es que mucha gente no puede pagar 100 o 120 euros una consulta.
Actualmente estoy embarazada, y solo tengo mis analíticas y mi citas programadas porque tengo el diagnóstico. Pero hay cientos de personas que tienen que concurrir por primera vez a un especialista, como por ejemplo, un reumatólogo, y su única opción es por el ámbito público porque el privado es muy caro. No merecemos tanta espera. Necesitamos más profesionales disponibles. También necesitamos que la sanidad pública cubra la fisioterapia y la atención psicológica, ya que vivir con una enfermedad crónica y con dolores afecta en lo personal, lo educativo, lo social y lo laboral.
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