Me llamo Sofía y vivo en la Comunidad Valenciana. A medianos de 2020 dejé de dar pecho y a finales de año me percaté de que tenía un bulto. De entrada, lo achaqué a la lactancia, ya que me dolía, así que retomé mi vida de antes de estar embarazada. Aun así, a finales de diciembre decidí recurrir al médico. Debido a la pandemia de la Covid-19, las visitas eran telefónicas, así que me hicieron un seguido de preguntas y decidieron, simplemente, recetarme un antiinflamatorio. Como no me funcionó y me preocupaba, decidí insistir. Volví a llamar y me pidieron cita para hacerme una radiografía en el mismo centro de salud.

Ya estábamos a medianos de enero cuando me hicieron la prueba en cuestión. Pasaron las semanas y no me daban los resultados, así que llamé al médico para pedirlos. Me informaron de que no habían visto nada preocupante, pero seguí insistiendo. Sentía dolor y molestias. Finalmente, me dieron cita presencial. Solo necesité levantarme la camiseta para que el médico se alertara. Me pidió una mamografía, pero, de nuevo, pasaban los días y las semanas y no me llamaban para concretarme cuando tenía que acudir al hospital; de hecho, consideraban no establecerme como urgente porque creían que el hecho de que el bulto me doliera indicaba claramente que no se trataba de un cáncer. 

Otra vez llamé yo, y después de que me derivaran a diversos especialistas, a principios de mayo me citaron. Al día siguiente de hacerme la prueba, tuve que volver a ir para que me practicaran una biopsia. Después de hacerla, me indicaron que me llamaría mi médico de cabecera para indicarme cual sería el próximo paso. Aun así, contra protocolo, desde atención primaria me llamaron en el trabajo y me informaron de que padecía un cáncer de mama. Fue una situación muy dura y un poco agresiva. Además, cuando llegué a la cita con el cirujano, él no sabía que yo tenía conocimiento de mi enfermedad y me dijo que no tenía buenas noticias para mí. En este momento, entré en ‘shock’, ya que pensaba que se refería al estado de mi enfermedad.

En junio empecé con la quimioterapia que tuvo muy buenos resultados; logró hacer desaparecer aproximadamente el 80% del tumor. En octubre me intervinieron quirúrgicamente y en diciembre empecé con un tratamiento de radioterapia. Después, me hicieron otra intervención llamada braquiterapia y en estos momentos estoy siguiendo un tratamiento hormonal que durará cinco años, hago inmunoterapia y me hacen controles cada tres semanas.

Desde el momento de diagnóstico hasta ahora todo ha funcionado muy bien, pero el hecho de que mi diagnóstico tardara aproximadamente seis meses en llegar fue muy duro. Considero imprescindible destacar que el paso del tiempo condiciona completamente el desarrollo del cáncer, así que creo que se debería de incidir en dotar a los centros de salud y los hospitales públicos de recursos tanto humanos como materiales, para que puedan garantizar la atención pertinente que requiere cualquier persona que presenta sintomatología con el fin de garantizar diagnósticos tempranos.

Es en este sentido que me dirijo a los políticos de las Corts Valencianes, ya que son quienes me representan, para que además de incidir en la importancia de mejorar la inversión que se destina a la investigación del cáncer, me respondan a la pregunta: ¿Por qué no se incide en que los centros de salud puedan proporcionar una atención pertinente y así garantizar una detección temprana?