Me llamo Sonia Sánchez. Después de muchos años escondiéndome, he entendido que la talla no define a la persona y que necesitamos normalizar todos los cuerpos. Por mi tipo de cuerpo, tengo que utilizar las llamadas “tallas grandes” o “tallas especiales”.  Durante mucho tiempo me he resistido a usarlas, odiaba esa etiqueta, y he utilizado infinitos métodos para bajar de peso, para así lograr vestirme como “una persona normal”. 

Muchos fabricantes de moda no producen más allá de ciertas tallas, lo cual crea graves problemas de salud mental. No puedo llevar ese vestido tan molón que veo en el escaparate, porque una 46-48 es una talla grande y ya no la ofertan en las tiendas. Al final nos hacen sentir asco al mirarnos en el espejo y odiarnos por no ser como las demás. Apenas tenemos lugares donde comprarnos ropa.

No puedo entrar en cualquier tienda y encontrar ropa actual para mí. Además, independientemente de la calidad de los materiales, las prendas resultan ser mucho más caras y el patronaje a lo único que da prioridad es a tapar el cuerpo y ocultarlo. Quiero poder vestirme a la moda actual, sin ir a tiendas “especiales” que tengan ropa que tape mi cuerpo y no quiero pagar más por usar una talla 54 como si fuera un castigo. 

Con esta petición me dirijo a los/las políticos/as del Europarlamento. Necesitemos que haya tallas para todas y adaptar los patrones a todos los tipos de cuerpos. Necesitamos que cada persona se encuentre a gusto, se vea hermosa, se guste y pueda encontrar lo que busca. Por último y no por ello menos importante, quiero subrayar que la ropa tiene que ser asequible tanto para encontrarla en cualquier comercio o cadena textiles y económicamente hablando. Una misma prenda debe tener un mismo precio en talla 40 y en la 60.