Mi nombre es Tamara y tengo cáncer de mama. Este verano, en agosto, auto explorándome me encontré un bulto en la mama izquierda. En septiembre llamé a mi centro de salud para que lo vieran.

El médico me dio una cita para una ecografía. A la semana siguiente ya la tenía hecha y la chica de la ecografía me mandó una biopsia porque tenía los ganglios inflamados. Aunque me dijeron que podía ser por la vacuna del COVID , pero preferían revisarlo.

Me hicieron la biopsia tanto en la mama izquierda como en los ganglios. Pasaron veinte días y como no me llamaban, decidí ponerme en contacto con mi médico de cabecera. Me confirmó que era malo. Al día siguiente me llamaron de la unidad de mama y me citaron para contarme todo mejor.

Era un tumor pequeño y me lo iban a quitar. Me hicieron todas las pruebas y al mes siguiente me operaron. Fue a través de tumorectomía, y cuando abrieron se dieron cuenta de que los ganglios no estaban bien, aunque en la prueba había salido que sí. Así que me tuvieron que vaciar los ganglios.

Ahora he empezado la quimioterapia. Tengo que hacer dos partes: cuatro sesiones que son cada veintiún días y luego tengo doce sesiones que se reparten en una a la semana. Cuando termine tendré que hacer radioterapia y tratamiento hormonal.

En mi caso ha sido todo muy rápido, pero tengo la sensación que por ser jóvenes no nos tienen en cuenta. Yo tengo 37 años y en mi familia no hay antecedentes de cáncer de mama. Creo que las revisiones deberían empezar a hacerse antes. Hay muchas chicas, y cada vez más jóvenes, que están teniendo tumores.  En mi caso porque era palpable pero si lo llego a tener más interior o no es tan obvio… 

Me gustaría que el Parlamento Andaluz invierta más recursos en la investigación del cáncer de mama, para que los tratamientos no sean tan agresivos. Pero sobre todo que baje la edad mínima de las revisiones mamarias en la Seguridad Social. Es una medida de prevención.