Hola. Me llamo Teresa Jiménez, soy psicóloga infantil y pienso que se debería trabajar la inteligencia emocional de los niños desde el primer momento para que pudieran desarrollarse de una manera sana y llegar a ser adultos responsables. 

Con mi profesión intento ayudar, orientar a las familias y, sobre todo, acompañar a los niños en su desarrollo conductual y emocional, intentando ver la crianza con una visión diferente a la autoritaria o permisiva. Todos en la vida venimos con una mochila a la espalda, pero ahora la diferencia es que tenemos otra manera de educar, tenemos más información para hacerlo de una manera más coherente y respetuosa 

Siempre he sido una persona a la que le ha gustado ayudar. Cuando estaba estudiando mi carrera, formaba parte de varias asociaciones, he estado en campamentos, he sido voluntaria ayudando a personas discapacitadas, etc. Siempre he estado muy metida en las actividades con niños y, es por eso, por lo que estudié psicología, hace 15 años, con una posterior especialización en psicología infantil y juvenil. 

A la hora de tratar con un niño hay que tener dos cosas claras ya que son fundamentales. Lo primero es que debemos verlos como personas. No podemos pensar que no se enteran de nada o no entienden, debemos de guiarlos. Y lo segundo es que debemos escucharlos. Veo una carencia en este aspecto. Los niños tienen una manera de reaccionar diferente, su expresión emocional es diferente. En la visión de un niño por ejemplo, el palo que ha cogido en el parque y que se le cae de camino a casa, puede parecernos una tontería, pero para él, en ese momento, era su objeto más preciado y debemos de entenderlo, validarlo y acompañarle en su emoción quizás desbordada. Los adultos damos por hecho muchas cosas. 

Cada niño es diferente y el trabajo que realizo con ellos también. Es verdad que, dependiendo de cómo se haya manejado el ambiente en casa, la familia, el entorno en general del niño, los traumas pueden quedarse enquistados o, por el contrario, que le sirvan para crecer. Hay niños con traumas que viven y son felices porque han conseguido integrarlo, pero tenemos que recordar que los más pequeños son muy, muy resilientes. 

Cuando comienzo la terapia con un niño, lo primero que hago es intentar que los padres me den toda la información. Si la situación se traslada al colegio, también hablo con el propio colegio. Intento recabar la máxima información del pequeño para saber qué debemos de trabajar. Después, cuando veo al niño, le hago una evaluación. Para eso, utilizo los juegos, test, dibujos, etc. Normalmente, suelo tener una terapia, con el mismo niño, una vez cada semana, pero hay casos y casos porque mi objetivo como psicóloga es darle las herramientas necesarias a la familia para que al final sean ellos los que lo acompañen.

Yo pienso que hay varias cosas importantes para que los más pequeños potencien su desarrollo personal. Debemos dejarles ser niños en el momento en el que lo son, necesitan mucho tiempo de juego, porque, a pesar, de que pensemos que no están aprendiendo nada, el juego es el mayor espacio de aprendizaje. La infancia necesita mucho juego y fuera pantallas digitales. 

Es por todo lo plasmado, por lo que lanzo la siguiente petición al Congreso de los Diputados para que se implante una asignatura de ‘Inteligencia Emocional’ desde el primer momento en el que los niños estén en centros educativos. La educación emocional no se debe de dar en el último curso y ser sólo un trozo de una asignatura. 

Haciendo este trabajo de gestión emocional, no solo trabajamos la identificación de las propias emociones, también tiene beneficios a la hora de desarrollar relaciones con terceros e, incluso, prevenimos situaciones muy complicadas como el suicidio, ciberacoso, bullying, abusos y así ir trabajándolos poco a poco. ¡El desarrollo de una inteligencia emocional es muy importante y traerá consecuencias muy positiva en el futuro a la sociedad si la ponemos en práctica ya!