Madrid, Leganés. Mi nombre es Violeta, tengo 20 años, y tengo TOC y TEA. A los cinco años tuve un ingreso por estatus convulsivo por epilepsia y un segundo a los ocho años. Desde entonces y hasta mis 15 años seguí tratamientos con antiepilépticos. Ahora tengo epilepsia en remisión. 

Al salir del segundo ingreso, en cuanto al TOC, comenzaron las primeras obsesiones, como por ejemplo,  pensaba que algo le podría pasar a algún familiar o a mí, ponía los muñecos mirando hacia la pared, o en el colegio iba a cada rato al baño aunque no tuviese ganas porque temía hacerme pis en frente de todos. Eso me generó algunas infecciones y regaños en clase porque me levantaba muchas veces y las profesoras no sabían que me pasaba porque no tenían formación sobre esto. Además, estaba aislada en casi todos los cursos.

Con el tiempo aumentaron y en mi habitación comencé a poner todo en un determinado orden, no estaba prolijo solo repetía acciones. Le contamos sobre esto al neurólogo de la revisión de la epilepsia, quién me diagnosticó trastorno de conducta con ansiedad e hiperquinesia. Igualmente, lo cierto es que el diagnóstico era erróneo.

Hasta los 16 años no tuve terapia y lo llevé yo sola. Tuve dos recaídas y ya no podía más, por eso se lo conté a mis padres, no me creyeron y dijeron que yo solo era muy desordenada. Pero el Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) no es que seas desordenado, es que tienes compulsiones y obsesiones que no tienen por qué ser de orden. Fui al psiquiatra y oí por primera vez el concepto de rituales obsesivos. En diciembre de 2021 la psicóloga me diagnosticó TOC y ansiedad social, por fin me completaron los diagnósticos para con los síntomas que tenía de pequeña. A su vez empecé con la psiquiatra y me medicó, ya que la terapia sola no me funcionaba y con la sertralina mejoré, pero había cosas de la vida cotidiana que me eran imposible llevar con normalidad. Este mes, después de años de muchas dificultades sin explicación, he recibido por parte de la psiquiatra y el psicólogo el diagnostico Trastorno del espectro autista (TEA) en grado 1, en comorbilidad con el TOC.

Hay muchos tipos de obsesiones y compulsiones. Faltan adaptaciones en los colegios e institutos. Necesitamos que se incluya dentro del plan de atención a la diversidad a al TOC, y que se integre, por ejemplo:

• No tener tantos límites para entrar y salir del curso (para ir al baño, salir para relajarse).
• Ser más flexibles en los exámenes, ya que hay personas que se atascan al momento de realizarlo porque pensar en una obsesión los desconcentra. Otras no pueden hacer test porque su obsesión les dice qué opción tienen que señalar.
• Hay que dar más tiempo en el examen porque tienen que escribir, borrar y volver a escribir.
• Refuerzo educativo por parte de personas formadas, como, profesores de pedagogía terapéutica, ya que muchas veces los profesores solo te regañan, y poder elegir en qué sitio de la clase sentarse.

En el ámbito laboral pasa algo muy similar, cuesta mucho llevar el día a día, ya que estas constantemente con una obsesión detrás de otra, pensando qué cosas pueden pasar y eso te aumenta la ansiedad a tal nivel que no puedes más. Necesitamos inclusión e integración en el trabajo para que el entorno se ajuste a las necesidades de esa persona: horarios fijos, actividades claras sin cambios, y si hay cambios que sean con tiempo de antelación. 

Las personas con TOC, TEA y/o otras condiciones merecemos una vida social, educativa y laboral más inclusiva y adaptada. Está es una de las formas de ayudar al bienestar de nuestra salud mental

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