Hola Josean,

Gracias por tu pregunta y ante todo, mis disculpas por el retraso a la hora de responder. Por motivos laborales he estado un poco ausente y no he encontrado la ocasion de responderte antes. En lo relativo a tu pregunta, decirte que estoy absolutamente de acuerdo con lo que planteas. En cierto modo, IU la llevó el debate al Congreso cuando se planteó la abdicación de Juan Carlos en favor de Felipe y no fueron pocas las movilizaciones y manifestaciones que se celebraron y se celebran en las que participa IU. Es cierto que intentamos introducir el debate de la forma de estado en cada ocasión que las herméticas paredes del Congreso nos lo permiten. A nadie se nos olvida que incluso en la apertura de la actual legislatura el compañero senador por Navarra Iñaki Bernal ya sacó la tricolor desde su escaño al intervenir el señor Felipe de Borbón y Grecia.

Comparto contigo además que es imprescindible plantear sacar el debate a la calle y dar a conocer la realidad del actual régimen. Principalmente porque nuestro planteamiento no es sólo el cambiar un monarca por una Presidenta de la República, sino que cuando reivindicamos el republicanismo lo hacemos en su sentido más amplio: La construcción de una democracia radical; donde los derechos de las ciudadanas y ciudadanos y su bienestar sean quienes articulen la estructura del estado y su accionar politico. En ese sentido, creemos que nos encontramos en un momento adecuado para acelerar. Los casos de corrupción (sistemica), la falta de independencia de los poderes del estado, el uso de la represión contra la ciudadanía y principalmente las clases populares (huelguistas, estudiantes, trabajadoras y trabajadores...) son ejemplos inequívocos de que el regimen del 78 se descompone y que pese a sus intentos por lavarse la cara, no tiene viabilidad alguna.

Por eso creo que la llegada de la III República sólo será por el impulso popular-como en el 31- de las capas más afectadas por el saqueo sistemático del estado. Y humildemente IU, dentro y fuera del Congreso debe ser una herramienta para empoderar a esa ciudadanía en la construcción de un estado democrático en el que todas y todos-independientemente de nuestra identidad- podamos sentirnos a gusto.

Salud y República