Somos Xaby y Raffaele, aunque seguramente nos conozcas por nuestros pseudónimos en redes sociales “la perra y el cari”. Al estar expuestos públicamente recibimos casi a diario comentarios homófobos, gordofóbicos y discriminaciones de todo tipo. Siempre nos lo hemos tomado con humor, pero hace meses empezamos a sufrir amenazas bastante graves. 

En marzo de este mismo año una persona desconocida para nosotros comenzó a insultarnos, increparnos y amenazarnos a través de mensajes directos de Instagram. Decía cosas como: “los maricones podéis iros a tomar por culo”, “como me bloquees cojo un cuchillo y te lo clavo en esa barriga que tienes hijo de puta” o “no adoptéis porque con dos padres así yo me suicidaría”. No queremos mostrar más mensajes ya que para nosotros exponer esta situación no ha sido nada fácil. 

Al ver la insistencia de esta persona decidimos ponernos en contacto con la Oficina per la No Discriminació de Barcelona en la que nos dieron tanto asistencia jurídica como psicológica y finalmente acudimos a una comisaría de policía para poner una denuncia. A pesar de ello, el caso fue archivado por “desconocimiento del autor”. 

Esta persona tenía un perfil público al que todo el mundo puede acceder. Nosotros aportamos las pruebas, los mensajes directos y los audios, pero aún así nadie hizo nada. Nos parece una verdadera vergüenza que aún presentando estas pruebas no nos hayan dado ninguna solución. Esto supone que tenemos que exponernos a que nos siga amenazando mientras que anda libremente sembrando odio por redes sociales. 

El perfil de edad de personas que utilizan las redes sociales cada vez es menor y este acoso por Internet puede causar graves problemas de salud mental sobre todo entre los adolescentes y preadolescentes. Tras la pandemia y el confinamiento derivado de ella, la gente joven ha empezado a refugiarse en las redes y con ello, los discursos de odio también han aumentado. 

Queremos remarcar que el colectivo LGTBIQ+ es cada vez más vulnerable frente al acoso en Internet. Las amenazas e insultos pueden empezar como algo anónimo en las redes y acabar con una agresión en la calle. Estamos en constante peligro tan solo por ser quienes somos y amar a quien amamos. Últimamente incluso nos cuesta darnos la mano por la calle, nos sentimos cohibidos, ya no hay libertad. 

No es fácil poner una denuncia, ni administrativa ni psicológicamente. Nosotros tardamos al menos un mes en reaccionar. Cuando lo hicimos, confiamos en la justicia, pero quedamos abandonados. Sabemos que no somos los primeros y por desgracia tampoco vamos a ser los últimos. Por eso queremos dirigir esta petición al Parlament de Catalunya para que estos casos no queden en el olvido y se haga justicia. Necesitamos que se tomen medidas reales contra el ciberacoso, por nuestro caso y también por el de tantos otros.