Pregunta para Parlamento de Andalucía
La salud emocional del profesorado es clave para saber manejar las emociones y sentimientos en la infancia y adolescencia. ¿Por qué no se involucra el manejo de las propias emociones en la formación curricular de los docentes?
Soy Yolanda, tengo 37 años y vivo en Monachil, Granada. He sido maestra de educación infantil y educadora en centros de menores y creo que la educación emocional implica más que un manejo teórico, involucra el manejo de las propias emociones y este punto no se trabaja en la formación curricular de los docentes. ¿Cuándo se va a formar al profesorado en gestión emocional para que sepan manejar sus sentimientos y aprendan a identificar las necesidades emocionales de sus alumnos?
Creo que mi vida se ha ido dirigiendo para que yo sanara tanto mis heridas de la infancia como las de los niños y niñas a las que he acompañado. Yo he sido una persona que ha ido viviendo la vida tal cómo se la habían planteado. Imaginaba que con 25 años sería madre de tres niños, tendría un matrimonio feliz y un trabajo estable. Fui creciendo y me di cuenta de que seguía la corriente que iba marcando la sociedad a mí alrededor. Yo sentía que tenía poco que decidir sobre mi propia vida, las decisiones importantes que he tomado siempre han estado a expensas de lo que mis padres o el sistema pensaban que era lo mejor para mí.
Cuando tuve a mi hijo me di cuenta de que la mayoría de los adultos no sabían acompañar a la infancia, hacían lo que les habían hecho a ellos, si se portan “mal” regañar o castigar, amenazar, chantajear… infravaloramos mucho la opinión de los niños y niñas. Se los maneja al antojo de los adultos, su voz no tiene ningún valor. Mi hijo fue mi mejor maestro en todo esto. Últimamente veo mucho movimiento en este sentido , en el que más profesionales intentan hacer un trabajo interior para poder acompañar desde la conciencia y no desde la vaga repetición de patrones aprendidos. También creo que esto debería de ser algo que obligatoriamente se trabajara en el cole. Creo que no se tiene en cuenta la emocionalidad de los niños y niñas y eso en parte sucede porque los adultos tampoco trabajamos nuestra propia emocionalidad.
Yo cuando estaba en el instituto sufrí bullying, había una niña en mi clase que puso a todos mis compañeros en mi contra. Los profesores lo vieron y no hicieron nada. Yo llegaba todos los días llorando mi casa porque me sentía muy mal y eso provocaba mucha angustia a mis padres que no tenían herramientas como para saber qué hacer en esa situación. Creo que cualquier situación que vivamos en la infancia nos hace crear unos patrones de comportamiento que nos acompañan a lo largo de nuestra vida, cuya función en un principio es protegernos y más adelante limitarnos. Yo no lograba desarrollarme realmente como persona, siempre me he sentido como si estuviera en una jaula.
Esto pasa constantemente con los niños y niñas con los que he trabajado, hay mucha falta de autoestima y de autonomía porque no se les da la voz que necesitan. Hay que dejarles expresarse y poder decidir, que su voz cuente en la sociedad porque al final son el futuro y los que van a hacer que esto cambie.
Los profesionales que estan en contacto directo con la infancia tienen que trabajarse emocionalmente para poder acompañar a los niños y niñas, para saber guiarles desde una perspectiva sana. Cualquier persona que está intentando guiar a alguien primero tiene que saber guiarse a sí mismo.
Por eso creo que trabajar el empoderamiento, autoestima o confianza del profesorado es igual de importante que hacerlo en el alumnado. Igual que se hacen claustros, los profesores deberían tener una o dos horas a la semana para trabajar su emocionalidad. Desde aquí pido al Parlamento de Andalucía que se dé formación al personal docente en educación emocional para que sepan manejar sus sentimientos y aprendan a identificar las necesidades emocionales de sus alumnos.