A los trece años viví un episodio grave de acoso callejero. ¿Por qué se mira hacia otro lado cuando se trata de acoso a la mujer?

3 pertsonak babestu dute
3 de500 Apoyos

Hola, me llamo Aída y escribo en osoigo para dar visibilidad a una realidad que sufren muchas niñas y adolescentes a lo largo de su vida. Todo empezó cuando yo tenía 13 años. Estaba siendo un verano estupendo hasta que llegó el día de la famosa fiesta de la espuma. 

Después de pasarnos horas enteras arreglándonos el pelo, las uñas y el maquillaje, mis amigas y yo decidimos pasar un rato en el parque sin entrar a la famosa fiesta de la espuma. Alrededor de 10 chicos, también adolescentes, bastante ebrios, se acercaron con afán de molestarnos.

Se añadieron dos más al grupo de chicos y se ensañaron, con cierta obsesión, con mi pelo (llevaba extensiones de colores fantasía). Parecía que necesitaban arrancarme las extensiones como fuera. Me obligaron a ir a la fiesta de la espuma y por el camino gritaban: “a la gorda le mola”. A pesar de mis gritos y lágrimas, nadie hizo nada, excepto mis amigas que llamaron rápidamente a la policía. Todo se quedó en una reprimenda a los “chiquillos”.

Desde entonces no podía salir de mi casa sin recibir incordios constantes mientras caminaba por la calle. Esas acciones venían incluso de personas que no tenían nada que ver con lo que pasó. El  único lugar “seguro” para mí era mi casa.

Pasó el verano, empezó el colegio y, casualmente, ocho de esos chicos acabaron en el mismo centro que yo. Me hicieron la vida imposible. Todos los días eran amenazas, insultos y humillaciones. Un día, cuando estábamos en el recreo el grupo de chicos se acercó a mí y me llevaron a la parte de atrás del colegio. Allí me agredieron, pero nunca lo conté. No fue hasta el curso siguiente, cuando la escena se volvió a repetir y por fin decidí hablar. 

No conté todo porque tenía miedo a que los adultos me juzgaran (y no iba muy desencaminada). El colegio me invitó a irme a otro centro porque no compensaba amonestar/expulsar a más de doce alumnos.

Ahora estamos en 2021 y siento decir que estas cosas no se superan, se convive con ellas siempre. Solo espero que esta campaña ayude a visibilizar una realidad que sufrimos muchas niñas y adolescentes basada en constantes episodios de acoso. Con las herramientas que existen actualmente es más fácil dar voz a estos casos, sin embargo, también son peligrosas porque facilitan el trabajo de los acosadores, quienes con las redes sociales amplían el tiempo diario de acoso a 24 horas al día.  

3 pertsonak babestu dute
3 de500 Apoyos