Mi nombre es Ainhoa, vivo en San Pedro de Alcántara (Málaga) y estoy atravesando un cáncer de mama.

El 1 de enero de 2021 me vi un bultito por encima del pecho. Yo por aquel entonces hacía CrossFit así que pensé que igual era una lesión. Esperé 10 días, pero al final llamé a mi médico porque el bulto iba creciendo. 

Como era plena pandemia esa cita fue telefónica, mi médico me dijo que tenía que verme para poder palpar el bulto. Cuando lo vio me dijo que parecía que era de grasa, pero me derivó al ginecólogo. 

El ginecólogo me vio el 12 de marzo y me dijo que me iba a mandar una ecografía de mama bilateral, para asegurarse.  

Pasó un mes, no me llamaban… y al mes y medio noto que en el pecho me ha salido otro bulto. Llamé a lo de las citas previas para ver si me daban ya día y hora para la ecografía, pero me dijeron que estaba en pendiente y que tenía que esperar a que me llamaran. 

Al mes siguiente noto que me sale otro bulto en otra zona del pecho, y este me duele cuando estoy hormonando. Vuelvo a llamar para ver si me dan cita pero no había forma. También llamé a mi médico pero la respuesta era que insistiera para que me dieran la cita. 

Hasta el 27 de septiembre no me hicieron la ecografía. Cuando fui les dije que me habían salido dos bultos más. A los médicos les cambió la cara en ese momento. Me dijeron que además de la ecografía me iban a biopsiar los 3 bultos. 

En octubre, el día después del día de cáncer de mama me dan el diagnóstico: cáncer de mama en estadio II. Me recomendaron quitarme el pecho porque uno de los bultos era de difícil tratamiento. En ese momento mi pensamiento fue: sálvame la vida. 

Me lo pintaron muy bien: que no iba a quedar nada del tumor y que seguramente no debería darme quimio ni radio. El 9 de noviembre ya estaba en el quirófano.  

Me quitaron el pecho y los 18 ganglios del brazo, porque vieron que había dos ganglios afectados. En diciembre me dijeron que se trataba de un cáncer hormonal por lo que me tenían que dar quimio, radio y luego hacer un tratamiento de inyecciones y tomar unas pastillas durante 5 años.  

De no tener que hacer casi nada pasé a tener un tratamiento muy duro. La quimio tiene unos efectos secundarios muy fuertes. Yo lo había vivido con mi padre y mi madre, que ambos fallecieron de cáncer pero hasta que no lo vives en tu cuerpo no sabes lo que es.  

Hay un momento en el que te paras y piensas: si me hubieran dado la cita antes, ¿el proceso habría sido tan duro o podría haberme ahorrado cosas? ¿Me tendrían que haber quitado el pecho o solo el primer bulto que me salió? 

Creo que es fundamental que se invierta mucho más dinero en la investigación del cáncer y en mejorar los tratamientos. También, pienso que los tiempos de espera se deberían reducir. Si te detectas un bulto, sea donde sea, no deberían de pasar más de un par de semanas para que te hagan las pruebas. La detección precoz salva vidas. 

Me gustaría que el Parlamento de Andalucía se hiciera eco de estas peticiones.