Pregunta para Parlamento de Catalunya
Soy Alba, tengo 23 años y padezco Sensibilidad Química Múltiple. ¿Cuándo se van a destinar más fondos para la investigación de enfermedades invisibles?
Soy Alba, tengo 23 años y padezco Sensibilidad Química Múltiple. Esta enfermedad consiste en una serie de síntomas desencadenados ante la exposición a un amplio grupo de sustancias tóxicas y usualmente sintéticas, como colonias, detergentes, pintura.. Estos síntomas también pueden ser consecuencia de agentes ambientales como la exposición solar o las ondas sonoras.
Desde pequeña siempre tuve bastantes problemas en la piel causados por las múltiples alergias que padezco, pero eso no me impedía hacer vida normal. No fue hasta principios de 2019 cuando todo empeoró. En febrero de ese año tuve el primer brote muy fuerte de alergia, según pensaban los médicos en aquel momento, que me mantuvo ingresada varios días. Uno de esos días entró una enfermera a mi habitación cuando, de repente, me empecé a ahogar y se dieron cuenta de que tenía las vías respiratorias muy inflamadas. Como consecuencia, estuve en estado crítico cinco días. Los médicos justificaron este episodio metiendo por en medio la obesidad.
Desde ese momento, mi vida se convirtió en un constante ir y volver del hospital. Después de varios ingresos decidieron hacerme pruebas, sin embargo, los resultados no fueron concluyentes por lo que me derivaron a psicólogos y psiquiatras. Yo en todo momento era consciente de que no se trataba de un tema de obesidad, ni mucho menos de salud mental.
Tras muchos meses con la misma rutina de ingresarme cada poco tiempo en el hospital, me derivaron al neumólogo, quien por fin me diagnosticó, en enero de 2020, la enfermedad que padezco: Sensibilidad Química Múltiple. A raíz de ese momento, como consecuencia de una crisis, mi situación con respecto a la salud me obligó a aislarme ocho meses en casa, en los que paré de trabajar y de realizar cualquier actividad al aire libre. No podía salir porque porque mi vida se veía comprometida y podía empeorar mi salud.
En septiembre de 2020, cuando me sentí un poco mejor, volví al trabajo e intenté hacer mi vida de la forma más normal posible, pero en febrero de este año 2021 tuve otra crisis que me encerró en casa hasta día de hoy.
Aunque los médicos de la sanidad pública insisten en que mi enfermedad no tiene tratamiento, existen tratamientos por la vía privada que mejoran nuestra calidad de vida. El problema ahora radica en lo económico. Lo que no puede ser es que si mi enfermedad me incapacita para trabajar, yo me tenga que costear los tratamientos para poder sobrellevarla.
Por estos motivos, pido apoyo para conseguir que el Parlamento de Catalunya invierta más en la investigación de enfermedades invisibles para que su diagnóstico sea más temprano y para que se empiecen a subvencionar los tratamientos necesarios.