Pregunta para Cortes de Castilla y León

Mi mayor miedo como madre es que mi hijo sufra discriminación por tener necesidades especiales. ¿Cuándo se va a reforzar el sistema público de terapias de atención temprana para garantizar el desarrollo y las habilidades sociales de nuestros pequeños?

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Alba Ramos Pregunta de Alba Ramos

Hola, me llamo Alba, tengo 33 años y soy mamá de Darío, un pequeño de dos años y medio con necesidades especiales. Escribo este texto para reivindicar la necesidad de que las terapias que nuestros hijos necesitan sean públicas, ya que en muchos casos la Seguridad Social no las cubre todas y, además, estas tienen un coste por la privada que la mayoría de familias no se pueden permitir. 

Nuestra historia con el TEA (Trastorno del Espectro Autista) empezó durante el confinamiento, cuando Darío tenía 15 meses. En casa comenzamos a notar ciertos comportamientos que nos extrañaban como, por ejemplo, que no se giraba cuando decíamos su nombre, no señalaba, tampoco miraba a los ojos, etc… En las revisiones con la pediatra le comentábamos esto, pero ella no le daba mayor importancia. Pensábamos que su conducta era consecuencia del confinamiento, que afectaba socialmente a todos y, sobre todo, a un niño con edad de aprenderlo todo.

Decidimos apuntarlo a una escuela infantil para ver si socializaba un poco más, pero a los dos meses nos llamaron y nos recomendaron llevarlo de nuevo al pediatra. Cuando fuimos, enseguida le hicieron un test en el que los resultados nos mostraron muchos indicativos de TEA. Durante este tiempo, yo había estado leyendo mucho sobre autismo y estaba casi convencida de que podía ser el caso de mi hijo. Con todo el dolor del mundo, llegó la primera cita con el neurólogo. No nos informaron mucho y nos dieron un diagnóstico, aunque todavía no era el oficial. Esto lo suelen hacer para poder empezar las terapias cuanto antes y que el pequeño pueda recibir la atención temprana que necesita.

Estoy muy contenta con la atención que está recibiendo mi hijo en el centro base en el que le dan las terapias, donde va una hora a la semana a terapia conductual. Lo que no entiendo, es cómo no está incluido el logopeda en estas, ya que mi hijo tiene dificultades para hablar y comunicarse y este especialista es totalmente necesario. Por este motivo, Darío va dos horas a la semana al logopeda por la vía privada porque, gracias a la vida, nos lo podemos permitir. 

Las terapias son muy importantes para los niños y para los padres. Mi hijo no avanzaría de la misma manera si yo no aplicase durante toda la semana lo que nos enseñan en la hora de terapia conductual. Por todo esto, es necesario que las terapias estén subvencionadas por la Seguridad Social, ya que son fundamentales para preparar a nuestros hijos para un mundo que en la realidad es más bien poco inclusivo y accesible. El mayor miedo que tengo como madre, es que en un futuro mi hijo sufra discriminación por su condición. Que lo aparten por no llevar el mismo ritmo que el resto. Esto me dolería en el alma y voy a hacer todo lo posible para que no pase. 

Igual que yo lucho por los derechos que a mi hijo corresponden, las instituciones deberían poner más de su parte para garantizar que todos los niños y niñas con necesidades especiales tengan las terapias que necesitan. También para incluir más profesionales en los centros educativos que se encarguen de apoyar a nuestros hijos y de integrarlos con el resto. 

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