Pregunta para Europarlamento
Las mujeres tenemos que hablar con naturalidad de la menstruación. Nos estamos reduciendo a una feminidad impoluta y a la constante perfección. ¿Cuándo se fomentará más información, impacto y marketing sobre la regla?
Soy Alba Rodríguez Illescas, tengo 29 años, vivo en Bruselas y no tengo profesión. Me he criado viajando gracias a mis padres, a raíz de su divorcio.
Estudié Administración Pública para ayudar a mi país desde el extranjero. Tengo mucha vocación de servicio y pensé que la forma de satisfacerla era estudiando algo relacionado con lo público. Después de hacer la carrera y las prácticas, me di cuenta de que ser funcionaria no era lo mío.
Después, estudié Recursos Humanos pensando en ayudar a las personas. Tras hacer las prácticas me frustré muchísimo al comprobar que no estaba ayudando a nadie, había mucha discriminación en la selección de personal. Vi mucha incoherencia y me asusté porque no estaba alineada con mis valores.
También estudié Diseño UX&UI y Marketing Digital buscando potenciar mi creatividad. Trabajé en Marketing dos años pero me aburrí. Me despidieron a finales de enero por razón del Covid y fue lo mejor que me pasó. Psicológicamente estaba destrozada y le agradecí a mi jefe el despido por la carta de libertad que me dio.
Ahora estoy en un momento de transición profesional y buscando un nuevo rumbo. He sido infeliz toda mi vida profesional y me quiero tomar mi tiempo antes de tomar una decisión.
Publiqué en mi perfil de Linkedin un post sobre la menstruación porque siempre que me va a venir la regla, todas mis publicaciones las planteo desde una perspectiva muy crítica y negativa. Lo escribí para expresar una rabia que, de repente, tengo dentro y que no sé cómo gestionar. Ese post salió por la frustración de no poder escribir desde la positividad que me caracteriza.
No quiero que me llamen valiente por hablar de la menstruación en mis redes sociales, lo hago porque es natural y porque me da igual exponerme a lo que digan los demás. No hago nada malo.
No entiendo el concepto de ''tema tabú'', a mí me han enseñado a hablar de todo y a compartir mis experiencias y mis emociones. He hablado del despido, de la regla, del burnout, no entiendo qué es lo que pasa. Todos tenemos problemas, ¿qué sociedad hemos construido que no podemos hablar de nada?
Las mujeres tenemos que hablar con libertad de la menstruación. Yo expreso cómo me siento y comparto mis dolores a mi alrededor, independientemente de que la persona esté abierta o no a escucharlo. No he elegido tener la menstruación, la tengo porque soy una mujer. No puedo esconder una parte de mi persona una vez al mes, quiero compartir contigo mi miedo a mancharme el pantalón, quiero compartir contigo el dolor que siento porque el ovario parece que me va a explotar.
Si no expresamos todo esto a nuestro alrededor, nos estamos negando una parte de nuestra esencia femenina y eso es algo muy feo. Nos estamos reduciendo a algo que la sociedad quiere, a esa feminidad impoluta, a esa constante perfección. Yo sangro, me mancho, me duele y me pasa una vez al mes.
Lo primero es verbalizar lo que nos pasa y naturalizarlo. Somos las primeras a las que nos da una vergüenza terrible hablar de la sangre, del dolor, de cómo la menstruación rompe los patrones de belleza y de perfección. Es muy insano para nosotras.
Me gustaría pedirle a los políticos, con respecto a la menstruación, más información, más impactos, más marketing, más influencers. Hace falta más marketing del feminismo, de lo que le pasa a la Mujer, necesitamos impactos más recurrentes y que la gente lo escuche y se exponga a esa información. Quizá empezar en los colegios para que las niñas y los niños lo empiecen a entender y normalizar. Hace falta naturalizar el proceso porque hay muchos chicos que igual no saben qué es la menstruación ni cómo funciona.
Hace falta hablar un poco más de la parte fea, del sangrado, de la incomodidad ‘’logística’’, los cambios de humor ‘’injustificados’’, etcétera. No tenemos que obligarnos a sentirnos bien cuando estamos trabajando. Tampoco creo que sea necesario buscar la rigidez haciendo leyes, es tan simple como pedir naturalidad y comprensión.
Es algo humano. Crear una ley no va a generar comprensión, yo solo quiero poder decirle a mi jefe que me encuentro fatal, que me estoy desangrando, que me duelen los ovarios. No quiero tener que devolver las horas, no busco esa rigidez; quiero comprensión. La ley va a crear obligación para la parte no comprensiva pero ésta no va a entender mejor la situación. Esa persona no estará empatizando contigo, solo cumplirá la ley.
El conflicto lo he tenido conmigo misma, al observarme desde fuera y ver que sentía vergüenza por decirle a mi jefe que me quería ir a mi casa porque me encontraba mal. No es tanto lo de fuera sino lo que ocurre dentro de mí y mi conflicto interno. Siento que no tengo derecho a estar mal, que tengo que aguantar para satisfacer a la productividad. Estoy más preocupada por generar incomodidad a mi alrededor que por yo misma estar bien.
Por todo esto, pido a los políticos del Parlamento Europeo que nos ayuden a educar y a concienciar sobre la menstruación. Debemos naturalizarlo y hablar a las niñas y a los niños sobre el proceso; dejar de exponer a la mujer como una figura de perfección.