Me llamo Alberto, vivo en Madrid y soy homosexual. Cuando era pequeño sufrí acoso escolar por mi condición sexual. ‘Maricón’, esa palabra que ahora está dando tanto de que hablar, era la que me hacía sentirme pequeño, la que me aterraba en el recreo y a la salida del colegio. 

Por suerte, fui un niño fuerte que contaba con el apoyo de sus familiares y amigos. Gracias a ellos conseguí seguir adelante. Sin embargo, no hace mucho tiempo, volvieron todos los fantasmas del pasado. Actualmente, comparto vida con mi pareja y ambos hemos vivido un episodio de homofobia por parte de una vecina. La situación llegó a tal límite que nos vimos obligados a cambiar de piso en plena pandemia. 

Este es solo uno de los miles de ejemplos a los que las personas LGTBI tenemos que hacer frente. Entonces, yo pregunto, ¿Cómo luchar frente a ello? La educación es la base, si los niños y niñas crecen y se desarrollan sabiendo que existe la diversidad sexual, llegará un momento en el que todos y todas lo normalicen. 

Cuando eres pequeño es muy doloroso entender qué te está pasando si nunca te han hablado de que ser una persona homosexual o trans es algo normal. Incluir en los programas educativos la educación en diversidad, fomentaría la igualdad, el respeto y la tolerancia. Además, involucrar a padres, madres y docentes en los talleres, charlas o proyectos, facilitará el proceso. 

Desde el colectivo LGTBI podemos seguir celebrando muchos Orgullos y realizando muchas reivindicaciones, pero si los niños y niñas no reciben una educación basada en la diversidad, todo nuestro trabajo será en vano. 

Por todo ello, como ciudadano que reside en Madrid, me dirijo a las y los miembros de la Asamblea de Madrid para que sean consciente de a lo que nos estamos enfrentando y tomen medidas al respecto. La alternativa es tan sencilla que no entiendo por qué nadie hace nada al respecto.