Hola, me llamo Aleix y soy un chico trans al que diagnosticaron autismo con 20 años. Poco a poco fui recabando información sobre el autismo, porque veía que se reflejaban en mi conductas que se asociaban con un trastorno del espectro autista.

Acudí a varios psicólogos que me decían que si no me lo habían diagnosticado de pequeño, no lo padecía, o que trabajaban con personas autistas y yo “no hablaba como ellos”. Finalmente di con mi psicóloga, especializada en neurodivergencias, y me dio un diagnóstico oficial. 

En el colegio yo era una niña muy tímida, si hubiese nacido niño cis estoy seguro de que me hubieran prestado más atención y se hubieran esforzado más en encontrar lo que me pasaba. La medicina está planteada para los hombres cishetero blancos, y si el tratamiento pensado para ellos no te sirve a ti, ya no les interesas. 

Por otro lado, creo que el autismo está poco visibilizado, porque todas sus representaciones en la ficción se basan en un mismo estereotipo: persona superdotada que se comunica mal. El autismo es un espectro y cualquiera puede pertenecer a él, independientemente de su nivel de inteligencia.

La falta de información que hay, hace que sea más difícil su detección. Creo que los profesores deberían tener unos conocimientos básicos sobre neurodivergencia, ya que si un alumno tiene dislexia, TDAH, autismo… no saben ayudarle, y eso puede derivar en que el niño se sienta tonto.

A los 15 años me di cuenta de que me costaba hacer algunas cosas que antes no me costaban tanto, y que a otros adolescentes no les suponía ningún problema. Si en ese momento hubiese sabido de mi diagnóstico, no me hubiese frustrado y sentido tan mal conmigo mismo. 

Creo que es importante visibilizar y concienciar a las personas sobre el autismo, para que estas tengan más empatía. Situaciones tan cotidianas como ir al supermercado o cocinar nos pueden provocar un sobreestimulo o una crisis. Por eso lanzó esta campaña para que el Parlamento de Catalunya fomente iniciativas para facilitar el día a día de las personas con autismo.

Para ello propongo ideas como implementar horas silenciosas en los comercios a lo largo de la semana, para que podamos hacer la compra, o adaptar las aulas para que se pueda regular la intensidad de la luz y reducir ruidos molestos como el arrastre de las mesas y sillas, o la tiza en la pizarra. Son pequeñas iniciativas que suponen una gran mejora para nosotros y nuestro bienestar, tenemos que partir de la base de que no todos los niños son neurotípicos.