Me llamo Alejandro, nací en Colombia y viví durante 10 años en España. Toda mi vida ha sido un problema debido al atraso a nivel social que existe en Latinoamérica. En esta región la gente racializada o perteneciente a colectivos vulnerables no suele tener muchas oportunidades, motivo por el cual decidí irme a España para educarme y desarrollarme profesionalmente como docente-investigador.

Mi andadura comenzó en 2005. Al principio me instalé en Tenerife y estudié en una de sus universidades. Posteriormente, cuando estaba a punto de terminar el doctorado se terminó mi beca al renunciar mi director y tuve que volver a empezar. Afortunadamente, surgió la posibilidad de trabajar con una beca de formación de investigadores (FPI) en Castilla y León y allí tuve la oportunidad de realizar una venia docente (docencia que se realiza durante la fase final del programa). 

Un día, al finalizar una de mis clases, una de mis alumnas me dijo que le parecía raro ver que habían contratado a alguien como yo, en referencia a mi color de piel y raza. Supuse que no lo había dicho de malas, pero me sentí profundamente consternado y avergonzado. Sin embargo, en ese momento pensé “puede que tenga razón”. 

Si nos paramos a pensar, cuando vemos la plantilla de profesores o las listas de estudiantes, son pocas las personas racializadas que forman parte de ellas. Hay gente muy válida para ocupar plazas en la academia, pero por motivos raciales nos apartan. Es por ello por lo que veo necesario crear contextos académicos diversos. ¿Si hay posibilidades de ello, por qué utilizamos la diversidad en contra en lugar de apoyarlo? 

La gente que cree en la diversidad necesita ver que existe una posibilidad para seguir adelante. Pensad en lo difícil que es entrar en un aula y que nadie sea como tú. La raza tiene un montón de connotaciones y, por mucho que te digan que eres igual que los demás, físicamente no lo somos y hay personas que te tratan diferente por ello. No os imagináis lo importante que fue para mi ver por primera vez un profesor de mi mismo color de piel. Fue un aliciente y una motivación que transformó muy positivamente mi forma de ver el mundo. 

En este sentido, en mi opinión, el Gobierno debería favorecer e impulsar políticas de representación, de inversión y de favorecimiento a la diferencia. No es justo que te nieguen un trabajo o que un/a alumnx te cuestione tu puesto por tu color de piel. 

Pese a que yo tuve que dejar España, en parte debido a este tipo de problemas, al menos es un país donde hay gente que se preocupa y hace cosas para mejorar socialmente. Por eso quiero volver, pero igual está siendo complicado por la falta de oportunidades. Así pues, me dirijo a las y los miembros del Congreso de los Diputados para que tengan en cuenta nuestras consideraciones y entre todxs trabajemos por formar una sociedad más igualitaria.