Me llamo Alex, tengo 22 años y soy transexual. Tengo un montón de inseguridades, fruto del bullying que sufrí de pequeña. Resido en Tarragona, pero soy de un pueblo de Barcelona; viví  el acoso escolar durante toda mi infancia, pero lo peor vino cuando pasé al instituto.

Fue la peor etapa de mi vida sin lugar a dudas, se metían conmigo por cualquier cosa, pero sin duda, hubo dos que me han marcado para siempre. Empezaron a criticar mi nariz en todo momento, me ponían apodos como “Pinocho” o “Calamardo”; nunca me había tenido acomplejado mi nariz, y a día de hoy, esto me ha ocasionado tal complejo, que odio mi nariz, quiero operármela.

Todos creían que era gay, y no contentos con llamarme cosas como “maricón” de forma despectiva, los rechazos iban mucho más allá. Nadie se sentaba a mi lado de educación física, me decían cosas como “no te pongas cerca, que me vas a pegar algo”. Llegaba a mi casa y me encerraba a llorar, me lavaba la cara y bajaba a comer, no quería preocupar a mis padres, pero sí insistía en que me cambiaran de colegio. Todo empezó con mi nariz, pero el odio que generé hacia mi físico y hacia mí misma por culpa de estos insultos, iba más allá; me sentía un auténtico monstruo. Llegué a odiarme, me decía a mí misma: “¿Por qué existes? Nadie te va a querer, no le importas a nadie”, empecé a tener pensamientos suicidas y me autolesioné en varias ocasiones.

La situación mejoró cuando pasé a bachiller; hice el artístico, y como no lo había en mi pueblo, tuve que acudir a otro. En el nuevo instituto todo era diferente, allí nadie escondía su sexualidad, te aceptaban fueras como fueras, tampoco había apodos sobre mi nariz.

Cuando finalicé esta etapa, vino otra muy dura, supe que quería cambiarme de género; fue entonces cuando empecé el proceso de transición. Esto no hizo más que incrementar el número de comentarios e insultos sobre mi físico, me volví tan insegura… he llegado a llorar sin consuelo por culpa de mi nariz, da igual lo positivo que me dijera la gente de mi entorno, eso siempre está ahí.

Recuerdo haber conocido a un chico por una app de citas, me abrió conversación con una foto de su pene; acabamos hablando bastante; me propuso ir a cenar y a un hotel, y cuando vio que yo no quería mantener relaciones sexuales con él, me dijo claramente “no sois personas normales, ¿Voy a invitarte a cenar y luego no nos vamos a acostar? La gente como tú es para lo que sirve”. Otro chico me dijo un día “eres muy guapa, pero te falla la nariz”.

El bullying que sufrí de pequeña, me ha hecho tremendamente insegura de mayor; tengo la suerte de haber tenido el apoyo de mi familia y mis amigos, me parece fundamental en estos casos. Creemos que vivimos en una sociedad mucho más abierta y no es así, estamos mucho más atrasados de lo que creemos y tenido que vivir un sinfín de episodios incómodos, la mayoría relacionados con mi físico. A día de hoy, tengo una pareja, vivimos juntos y me hace feliz; a pesar de ello, el acoso que ejercen sobre ti cuando eres pequeño, te marca para siempre.

Necesitamos visibilidad, que en los colegios eduquen en la diversidad, los niños tienen que aprender que todos los cuerpos son válidos, seas hombre o mujer. En lo respectivo a las personas trans, deberían enseñar que tu sexo no lo define tus genitales, sino con lo que te sientas. El problema lo tienen las personas que no te aceptan, no lo tienes tú.