Me llamo Allison, soy de Madrid y tengo una hija de tres años que se llama África. Lleva el pelo corto, especialmente ahora en verano, para que no pase calor, y lleva ropa holgada y cómoda para que pueda jugar y explorar sin ningún impedimento, que es lo que debería hacer cualquier niña o niño de tres años. Además, su color favorito es el verde, así que la mayoría de su ropa es de este color.

Debido al imaginario que se nos ha impuesto siempre de que las niñas llevan el pelo largo, falda y color rosa, y los niños pelo corto, pantalón y color azul (o cualquiera que no sea rosa), a diario me encuentro con gente que se piensa que mi hija es un niño. Luego, cuando ven que lleva pendientes (algo de lo que me arrepiento profundamente), lo rectifican. Y pienso: podría ser una niña igualmente aunque no llevara pendientes.

Es impresionante lo pronto que nos segregan a todos y a todas desde que somos bebés, y cómo sin pensarlo trasladamos estos sesgos a nuestros hijos e hijas. ¿Cómo puede ser que hablemos tan diferente a un bebé en función de si es niño o niña, si más allá de sus genitales no hay nada más que los distinga?

Recuerdo una vez, cuando África era un bebé, que ella llevaba unos calcetines azules. Un hombre en el autobús me dijo: “ay, qué bonito”. Y yo le dije: “sí, es muy bonita”. Vi cómo al hombre le cambió la cara cuando supo que era una niña. Pasó un rato, África se puso a llorar, y el hombre dijo: “ahora que lo dices, sí que tiene un poco cara de brujilla”. Dudo que lo hubiera dicho si hubiese pensado que era un niño.

África empezará la escolarización en septiembre y la verdad es que me preocupa lo que le puedan enseñar y cómo. Por supuesto, la educación que reciben en casa es muy importante, pero se pasan muchas horas en el colegio, y de ahí pueden sacar muchas cosas que no están en mis manos.

Algo que me preocupaba de la escolarización eran los uniformes. No entiendo cómo a estas alturas sigue habiendo faldas para las niñas y pantalón para los niños. Yo quiero que mi hija crezca pudiendo hacer el pino, subirse a cualquier sitio, jugar con la pelota, correr… sin sentirse incómoda o cohibida por llevar falda. En el colegio donde la he matriculado podrá llevar pantalón, y es posible que algún día me pida llevar falda porque todas sus compañeras la llevan. De ser así, tengo claro que dejaré que decida, pero que tenga en cuenta los pros y contras de cada prenda.

Es por todo esto que quiero dirigirme a los miembros de la Asamblea de Madrid, ya que soy de Madrid y son mis representantes en dicha cámara, para que se fomente una educación libre de estereotipos de género, especialmente en educación infantil. Así niños y niñas podrán crecer con la ropa, el peinado, los juguetes y la forma de expresarse que quieran.