Mi nombre es Ana y tengo cáncer de mama. Me lo detecté yo misma el año pasado, tenía 41 años. Fue algo casual. Era julio y estaba en la playa, me estaba echando crema y masajeando la zona me encontré un bulto. Cuando volví de vacaciones fui al médico.  

Me hicieron las pruebas y ahí salió el diagnóstico: cáncer de mama. Ahora mismo estoy operada, me realizaron una mastectomía. Gracias a que lo cogieron a tiempo no ha sido necesario dar quimioterapia. Desde hace un mes estoy con el tratamiento hormonal y lidiando con sus efectos secundarios.   

Además, estoy en proceso de reconstrucción de la mama. Llevo un expansor para crear espacio y piel que, aunque es doloroso, es parte de mi proceso para recuperarme de la parte física. 

Creo que es muy necesario que se invierta más dinero en la investigación sobre el cáncer. Pero también creo que se deben destinar más recursos a mejorar la calidad de vida de los pacientes oncológicos, sobre todo para el durante y el después de tratamientos como la quimioterapia, la radioterapia o paliar efectos secundarios del tratamiento hormonal que debemos tomar entre 5 y 10 años. De esta forma, se reducirían las posibles secuelas físicas y/o psicológicas que dejan dichos tratamientos. 

Desde el cuidado de la salud mental creo necesario que se ofrezca apoyo psicológico desde el momento en el que te dan esta noticia, durante las pruebas donde te sientes un poco sola y asustada y en el post tratamiento. Parece que te operan, te quitan el tumor y ya no pasa nada, y no es así…sí que pasa, nos pasan muchas cosas. 

Otro punto relevante es la prevención, no puede ser que hasta los 50 no haya pautadas pruebas en la sanidad pública como una mamografía. Hay datos de que cada vez son más las mujeres jóvenes que tienen cáncer de mama. Además, esto también crea una gran desigualdad socioeconómica porque quien se lo puede permitir se paga esas pruebas antes de los 50 pero si no, tienes que esperar o hacer la prevención tú sola, si es que sabes cómo tocarte. Considero que esto se puede mejorar promoviendo más campañas sanitarias o en las propias revisiones ginecológicas anuales, a las que no debemos faltar, que nos enseñen cómo palparnos la zona. 

Me gustaría pedirle a la Asamblea de Madrid que invierta la partida presupuestaria destinada a los servicios relacionados con la oncología. Necesitamos más investigación, más ayudas sociales, más apoyo psicológico y más prevención para acabar con esta otra pandemia: la del cáncer.