Pregunta para Parlamento de Andalucía

El acoso escolar que recibí se vio agravado por la actitud de los profesores. ¿Cuándo se tratará este problema con la prioridad que merece?

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Ana María Gómez Pregunta de Ana María Gómez

Mi nombre es Ana María, soy de Cádiz y me considero una superviviente del acoso escolar. Desde muy pequeña ya se metían conmigo por la ropa que llevaba, por mi físico, por mi forma de ser o por sacar buenas notas. Los docentes del centro, lejos de solventar el problema, lo minimizaban y agravaban con sus comentarios. ¿Por qué siguen sin tratar el acoso escolar con la prioridad que merece? Creo que los profesores y profesoras deberían actuar frente el más mínimo indicio. 

En mi caso, todo comenzó cuando iba al colegio. Estuve sufriendo acoso por parte de mis compañeros y profesores hasta que llegué a quinto de primaria. Por suerte allí pude encontrar a un profesor que supo ver y tratar el problema por lo que durante los últimos cursos logré recuperar las ganas de ir a clase. Sin embargo, la cosa empeoró al empezar el instituto.

Durante el primer curso, mi madre fue a hablar varias veces con la dirección del centro ya que llegó un momento en el que los insultos y las burlas se volvieron insoportables, pero nunca le hicieron caso. Se justificaban diciendo que eran “cosas de niños”. Incluso intentaban buscar el problema en otros ámbitos de mi vida como por ejemplo el entorno familiar.

En tercero ya no podía soportar el vacío y la exclusión por parte de mis compañeros. Llegó un momento en el que empecé a creerme todas las cosas que me decían. Intentaba cambiar y aparentar algo que no era para que no se metieran más conmigo, pero aún así el acoso nunca cesó. Por su parte, los profesores y la dirección del centro no hacían más que ponerme en evidencia. En vez de tratar el problema con las personas implicadas lo intentaban hacer conjuntamente en clase, lo que provocaba más insultos y burlas todavía. 

Al final, me daba vergüenza incluso hablarlo con mi madre. Me sentía totalmente sola, las amigas que tenía me habían dejado de lado. Ya se metía conmigo hasta la gente de otros cursos. Ir al instituto se había convertido en una pesadilla. Aún así, desde el centro nunca reconocieron el acoso.

Como nadie hacía nada por ayudarme, mi madre acudió a la Conserjería de Educación y logró que mandaran una inspección para investigar el asunto. Finalmente se demostró que evidentemente estaba sufriendo acoso escolar y me cambiaron de centro. Sin embargo, el instituto quedó impune. De hecho, es posible que actualmente sigan teniendo el mismo método de actuación que entonces. 

No podemos dejar que esto siga ocurriendo. Creo que deberían de enseñarnos valores como el respeto o la tolerancia y hacer hincapié en las faltas de respeto para que no se repitan. Me considero una superviviente porque es cierto que yo he logrado superar todo aquello, pero hay muchas otras que no lo hacen. El acoso escolar te deja secuelas de por vida. Por eso desde aquí quiero pedir al Parlamento de Andalucía que se revisen estos casos y que se implemente un protocolo contra el acoso escolar para que el profesorado reaccione ante la más mínima sospecha.

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