Mi nombre es Rosa Pérez, vivo en Murcia y desde que comenzó la pandemia de la COVID-19 perdí mi trabajo y en la actualidad sigo sin encontrar un nuevo empleo. Soy madre de dos menores, y con mis escasos recursos económicos para pagar la vivienda, luz, agua, gas etcétera, el poco dinero que me queda es para que mis hijos puedan comer un plato al día. 

Me he visto obligada a mentirles muchos días cuando me preguntan que por qué no ceno con ellos, o muchas mañanas tener que diluir la leche en agua para que los dos puedan desayunar antes de ir al colegio. Mi familia no vive en España, mi único apoyo son mis vecinos y vecinas que saben mi situación y me ayudan con lo que pueden, trayéndonos algunas noches algo de cena. 

Mis hijos podrían al menos alimentarse y comer más cantidad en el comedor del colegio, pero, sin embargo, las becas de comedor nunca nos las conceden y yo no puedo pagar la cuota mensual. Solo el 1,9% de los niños de la Región de Murcia accede a la beca de comedor, el porcentaje más bajo de toda España. 

La pobreza infantil es una realidad en España, es el tercer país de la Unión Europea con mayor tasa de riesgo de pobreza y exclusión social infantil. Antes de la pandemia del coronavirus, 18 millones de niños y niñas, aproximadamente una de cada cuatro, crecían en riesgo de pobreza o exclusión social en toda la Unión Europea y tras la crisis de la COVID-19 esta cifra, que ya ha alcanzado los 20 millones, puede aumentar todavía más si no se toman medidas urgentes.

Por ello, me gustaría pedir y exigir a los miembros de la Asamblea Regional de Murcia que aumenten las becas de comedor para que todas aquellas familias que estamos en peligro de exclusión social y de pobreza garantizar que nuestros hijos no sufran de desnutrición y puedan crecer de manera sana.