Mi nombre es Anavelú Galvez. Mi hijo Walter Rosas fue atropellado por una persona imprudente y que hasta el día de hoy no ha querido hacerse cargo del daño que nos ha causado.

Mi hijo siempre ha sido perseverante, destacado y responsable. Yo lo crie sola y entendí que desde muy pequeño quería hacer grandes cosas. En el colegio siempre fue muy responsable e ingreso directamente a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Le encantaba escribir y por eso se graduó de Comunicación Social, con especialidad en Periodismo. Al terminar esta etapa, siguió trabajando para poder mantenerse solo.

Él tenía una moto con la cual se puso a trabajar como repartidor. Estaba estudiando un curso para poder obtener su licenciatura. Es así que en marzo de 2021 encontró un buen trabajo de medio tiempo que le permitía estudiar y trabajar. Fue haciendo este trabajo cuando ocurrieron los hechos.

El 21 de mayo, en el cruce de las avenidas Tomas Marsano y Los Sauces, Kevin Vallejos atropelló a mi hijo con su camioneta. Walter se encontraba regresando a la oficina para terminar de trabajar ese día, en una hora en la que un auto particular no debería haber estado circulando, ya que nos encontrábamos en toque de queda. Este señor Vallejos se dio a la fuga, dejando a mi hijo al borde la muerte. Sin embargo, al percatarse que el parachoques de su auto había quedado botado, Vallejos regresa a recogerlo acompañado de su madre. En ese momento, los servicios de emergencia ya habían recogido a mi hijo y lo habían llevado a un hospital, pero un policía había quedado cuidando la escena, quien yo creo se ha coludido con este tipo. ¿Por qué? Porque se ve que hablan con él, como negociando, y suben el parachoques de Vallejos a la unidad policial. Esto es grave porque este efectivo policial se ha guardado evidencias y ha ocultado información.

Cuando me enteré del hecho, yo he estado más preocupada por la salud de mi hijo. No me concentré en ir a prestar declaración a la policía, pero luego pude calmarme un poco más y me apersoné. Allí, los policías se dedicaron a darme evasivas y no querían tomarme la declaración. En ese momento llega Vallejos y yo lo increpé, le pregunté por qué había dejado a mi hijo tirado en la pista. Él decía que pensó que mi hijo lo quería asaltar y que por eso se dio a la fuga. La mamá también lo defendía y decía que no había hecho nada. Desde ese momento, en la comisaría, no volví a saber nada de ellos.

Me han entrevistado muchos canales de televisión, han buscado al abogado de la otra parte y él ha dicho que se han puesto a nuestra disposición, cosa que no es cierta. Yo no me he movido del hospital todo el tiempo que mi hijo estuvo ahí y en ningún momento se han aparecido para ayudarme con algo. No nos han colaborado de ninguna manera. Incluso la madre de este tipo dijo que tenía contactos en el hospital en el que estaba mi hijo y le habían informado que él no estaba en UCI. Una completa burla a mi dolor, ya que yo estuve 15 días esperando mientras mi hijo se debatía entre la vida y la muerte.

Lo más indignante es que este tipo ya tenía otras denuncias por manejar su auto intempestivamente y, aún así, sigue libre. Este señor es un peligro al volante. Es por eso que hoy quiero iniciar esta campaña, para que este hecho no quede impune y las autoridades tomen cartas en el asunto. Necesito que el caso de mi hijo sea conocido y que nos ayuden a presionar a las autoridades para obtener justicia. Yo he dejado de trabajar para poder atender a mi hijo, que tiene una recuperación muy difícil por delante. Este tipo, con sangre fría y sin escrúpulos, no quiere admitir su culpabilidad.

Para poder ayudarme con Osoigo Perú necesitamos que esta campaña llegue a alcanzar las 300 firmas. Solo tienen que dar click en “Apoyar” y difundir con todos sus contactos de redes sociales. Ayúdame a encontrar la paz y justicia que mi hijo se merece.