Soy Andrea, pero me llaman Andy, tengo 30 años y soy de Lugo. Estudié derecho y actualmente, estoy preparando mis oposiciones. Como imaginarán, el estudio me demanda unas ocho horas diarias, lo que se ha vuelto incompatible con cualquier trabajo, incluso part time. 

En busca de ingresos, hace 3 años retomé una afición que tengo desde pequeña: las manualidades. Diseño, creo y vendo piezas únicas de bisutería, creadas a partir de arcilla polimérica y resina (@andy_artesania), lo que requiere bastantes materiales  y mucha electricidad. 

En estos tiempos donde las personas están acostumbradas a las tiendas on-line de bajo costo, donde todo es muy barato y rápido, la artesanía es un lujo. Nosotros invertimos nuestro tiempo, materiales y sentimientos en cada pieza, pero cada vez es más difícil que la gente le vea el valor a nuestro trabajo. 

Para los artesanos en mi situación, es muy difícil entrar a las grandes plataformas de venta, ya que las comisiones superan nuestras ganancias. Me decidí por vender en redes, como Instagram, lo que demanda estar 24/7 pegada al móvil, en un intento de conseguir alcance entre la saturación de contenido. Y de publicidad de pago, ni hablar. Te vuelves un esclavo de las redes si quieres triunfar. 

Vender tu trabajo en redes provoca que las personas se sientan en la libertad de decir cosas que nunca dirían en una tienda física. “Si son como de plastilina que usa mi hijo”, me han escrito, me regatean, dejan en visto, critican los precios o desvalorizan mi trabajo. 

La verdad es que cansa que las personas no entiendan toda la dedicación detrás de nuestros productos. Por lo mismo, utilizo mis redes para explicar y mostrar el verdadero trabajo tras la artesanía, enseño el proceso de creación y hago tutoriales, todo con el objetivo de poder dar valor a este trabajo. Quiero que la gente entienda, que la artesanía es un lujo de buena calidad que te puede durar para toda la vida. 

Por todo esto, quiero hacer un llamado a los miembros del Parlamento de Galicia para que se fomenten iniciativas que visibilicen el trabajo que realizamos los artesanos en nuestro día a día. El valor de la artesanía es inmenso, son expresiones culturales que deben ser protegidas y cuidadas. La artesanía no se puede perder, si se pierde, nos perdemos nosotros. 

Es hora de dar voz a los artesanos. Defender nuestro trabajo es cuidar la cultura que tanto queremos. Miremos más allá de las grandes tiendas online e informémonos. Nuestro trabajo requiere dedicación, paciencia y tiempo, cada pieza es única y original.