Soy Ángel Acosta, he trabajado como camionero en España durante los últimos años. Soy originario de Ecuador y vivo actualmente en Valencia. Llegué a España en el año de 1998, cuando tenía 20 años, y a partir de ahí empecé mi vida en España. Con mi camión ‘El Poderoso’ he recorrido casi toda Europa, pero dejaré pronto las carreteras europeas para buscar mejores condiciones de vida. 

Yo dejo el camión porque los tiempos han cambiado. Cuando yo empecé, un camionero era una persona respetada. Era otro mundo. Y hoy en día eso se ha perdido totalmente. Antiguamente, los camioneros ganaban entre tres mil e incluso cuatro mil euros al mes, pero hoy en día, haciendo más trabajo del que se hacía entonces las empresas están pagando hasta mil o 1.500 euros.

Uno de los problemas que tenemos aquí en España, los camioneros, es que nosotros es que nos  tiramos hasta 15 horas en carretera, y todavía tenemos que descargarnos. Es decir, hacemos más trabajo por salarios que están cada vez más bajos. Si pudiera decirles algo a los jóvenes conductores que quisieran incursionar en este trabajo, es que mejor no lo hagan y que se eduquen, que busquen nuevas y mejores formas de ganarse la vida, porque falta todavía mucha conciencia y reconocimiento por la labor que hacemos para transportar por todo el país los alimentos y productos que las personas compran en el súper.

A mí, ser camionero me lo ha dado todo. He podido viajar mucho y conocer distintos lugares, pero ha llegado el momento de que también vea por mi futuro. Y ante esto, me gustaría que las personas y la clase política se diera cuenta de lo importante que es el trabajo de los camioneros en España.

Los camioneros somos los abandonados, no tenemos el respaldo de nadie. Y me encantaría que se dieran cuenta de que somos también personas indispensables en el país. Durante la pandemia quienes llevábamos el agua, el papel higiénico, los alimentos, los medicamentos, éramos nosotros, por eso creo que tendríamos que tener mejores condiciones laborales que nos permitiera darle una mejor vida a nuestras familias. 

Quienes tenemos experiencia de años, pensamos mejor buscar un trabajo que nos permita estar cerca de la familia y de casa. Hoy en día, muchas empresas españolas trabajan en el país, pero están registradas en Portugal o en países del Este de Europa, es entonces cuando yo pienso que el Estado debería de regular que la empresa facture en España y que pague impuestos en España, donde trabaja. Esta situación ha contribuido a que más conductores de otros países acepten sueldos menores y que lo hagan incluso por más trabajo.

Es por todo esto, que me gustaría mucho llamar la atención de la sociedad en general y de las autoridades, para que se pongan por un momento en nuestra piel y reconozcan nuestra labor y la necesidad de tener una mejor vida.