Me llamo Anna, resido en un pueblo de Barcelona y tengo una niña de 10 años con TDAH. A finales de P3 la maestra ya me dijo que la llevara a atención temprana porque era muy movida, se distraía demasiado. Allí me dijeron que podía ser madurativo, le hicieron pruebas y finalmente nos dijeron que era TDAH, pero no podían asegurar nada hasta que tuviera 6 años.

Desde que empezó P4, la hemos llevado cada semana a terapias; es algo tan costoso como necesario para ella. Le encanta ir al colegio, es una niña muy sociable y abierta a hablar con todo el mundo, lo único que le pasa es que concentrarse le cuesta horrores, ella dice “no puedo estar quieta, mi cabeza no me deja”. Solamente tiene una profesora de apoyo un par de horas a la semana, nada más, y eso es bastante poco. Durante un tiempo, la estuve llegado a terapia privada, pero por temas económicos cuando llegó la pandemia, tuve que dejar de hacerlo. Me gustaría volver a llevarla en un futuro porque la persona que nos atiende por la seguridad social, no me da pautas para tratar con ella. Lo más complicado para ella, era coger el sueño, pero una vez me recomendaron melatonina y, desde entonces, duerme mejor. En el resto de cosas, nada fuera de lo común. Como decía, es una niña muy sociable, agradable, extrovertida... lo que peor llevamos es su comportamiento de puertas para dentro de casa, es algo más rebelde y busca conseguir todo lo que quiere.

Necesitamos más ayudas para los niños con TDAH y condiciones parecidas, las terapias por parte de la seguridad social son insuficientes, y el precio que hay que pagar por las privadas, es demasiado elevado para muchas familias. También requerimos de más docentes especializados en los colegios para atenderlos o profesores preparados para ello; niños como mi hija, quieren aprender, pero sin este apoyo, se frustran. Todos tienen los mismos derechos.